sábado, 21 de agosto de 2010

LOS PENSADORES NACIONALES



Aritz Recalde, junio 2010

El término “pensamiento” se vincula a la acción de “pensar”, definida como aquella actividad intelectual que intenta alcanzar la resolución de un problema. Siempre que nos refiramos a “pensamiento” o a “pensadores”, estaremos describiendo una actividad humana cuyo sustrato primordial se vincula estrechamente a la capacidad de dar respuesta a determinados interrogantes que nos presenta el medio social, político y cultural en determinado período histórico. Asimismo, hablamos de Pensamiento Nacional y no de Pensamiento Argentino, ya que el primero no implica únicamente un tipo de inscripción geográfica respecto a la producción intelectual, sino que además involucra un posicionamiento específico del intelectual y/o pensador en función del debate en torno al “problema nacional”. El Pensamiento Nacional aborda, desde diferentes perspectivas y ámbitos de acción, el debate sobre la nación cuya condición intrínseca implica problematizar y poner en cuestión, cuál es el camino más adecuado para alcanzar el desarrollo del país en el contexto de la división internacional del trabajo mundial. Cuando un grupo o conjunto social se organiza políticamente e intenta consolidar la nación, se habla de la existencia del “nacionalismo”. Dicho término, incluye la planificación del Proyecto Nacional que implica una respuesta teórica y conceptual a las demandas y a los anhelos de la comunidad. Asimismo, el nacionalismo involucra una práctica y una acción concreta de ejecución del Programa Nacional, experiencia sin la cual la comunidad no se realiza. Proyecto Nacional y práctica política, son los dos pilares sin los cuales no se consuma la nación y consecuentemente, el conjunto de actores que habitan su territorio. En esta misma línea argumentativa Juan José Hernández Arregui sostendrá que “La conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberación”. A continuación y más no sea como un modesto aporte, le brindamos al lector algunos datos y opiniones de nuestros Pensadores.


Arturo Jauretche (1901-1974). Ensayista, periodista, miembro de FORJA y dirigente político. Autor de varios libros y artículos periodísticos entre los cuales se destacan Los profetas del odio (1957), Ejército y política (1958), El Medio Pelo en la sociedad argentina (1966) o su Manual de las Zonceras argentinas (1968). Jauretche afirmó que “El país necesita una Universidad profundamente politizada; que el estudiante sea parte activa de la sociedad y que incorpore a la técnica universalista la preocupación por las necesidades de la comunidad, el afán de resolverlas, y que, por consecuencia, no vea en la técnica el fin, sino el medio para la realización nacional”.
Raúl Ángel Toribio Scalabrini Ortiz (1898-1959). Economista, periodista y colaborador de FORJA. Publicó varios libros y artículos entre lo que resaltan Política británica en el Rio de La Plata (1940) e Historia de los Ferrocarriles Argentinos (1940). Entre sus ideas puede rescatarse: “Desgracia de América fue la venalidad, por ingenuidad o por mala fe, de la inteligencia con mando y de la inteligencia desocupada. Esperanza de una salvación es el acercamiento de la inteligencia a los problemas americanos y su fidelidad hacia ellos”.
Homero Nicolás Manzione –Homero Manzi- (1907-1951). Poeta, escritor de letras de tango, periodista y miembro de FORJA. Escribió tangos como Malena, Sur o El último organito. Se le escucho decir en más de una oportunidad que “Hay que hacer llegar al pueblo todos los dolores concretos para que no continúe nuestra oligarquía usufructuando con la mentira de una prosperidad que sólo se ve en los balances del puerto”.
Leopoldo Marechal (1900-1970): poeta y guionista de teatro. Entre sus obras más conocidas se destacan Adán buenosayres (1948) y Megafon o la guerra (1970) Marechal nos dijo: “El hombre de letras es un manifestador de su pueblo y de las virtualidades de su raza”. “Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones”.
Juan José Hernández Arregui (1912-1974). Filósofo, catedrático y dirigente político. Publicó varios libros y artículos entre los que resaltan Imperialismo y Cultura (1957) y La Formación de la Conciencia Nacional. Arregui sostuvo que “La misión de la Universidad no es perpetuar el sistema sino contribuir a transformarlo. Y ésta no es misión de profesores que con un ojo miran a la oligarquía y al poder burocrático del Estado y con el otro a Europa, sino de educadores con conciencia nacional”.
Rodolfo Puiggrós (1906-1980). Historiador, periodista, catedrático y dirigente político. Publicó diversos libros entre los que resaltan De la Colonia a la Revolución (1940), su Historia crítica de los partidos políticos (1956) o El peronismo y sus causas (1969). Puiggrós afirmó que “Una Universidad popular es la que mira hacia adentro del país y hacia Latinoamérica, no hacia modelos extranjeros, ya sean ingleses, franceses o rusos. Es la Universidad puesta al servicio de la realidad nacional”.
José Hernández (1834-1886). Escritor, periodista y dirigente político. Entre sus obra resaltan la Vida del Chacho (1863), El gaucho Martín Fierro (1872) y la Vuelta de Martín Fierro (1879). Hernández sostuvo como consigna “Ocupémonos del porvenir; entreguémonos a la generación que viene una patria grande, libre, fuerte, organizada y respetada, y habremos cumplido la misión de nuestros padres”.
Manuel Ugarte (1874-1951). Escritor, periodista y dirigente político. Entre su extensa obra se deben mencionar Crónicas del Bulevar (1902), El porvenir de América Latina (1910) o La patria grande (1922). Ugarte estableció que se debe “abrir el espíritu a todas las formas de la elevación moral, y ninguna grandeza podrá ser mayor que la de una juventud que, sintiendo las palpitaciones de su tiempo, se declare preparada para afrontar las situaciones difíciles y para encararse con los obstáculos como los atletas que doblaban la arremetida de las fieras en la pista del circo romano. Los que respiran en una época de excepción como la nuestra, lejos de epilogar sobre los acontecimientos, deben vivirlos; lejos de juzgar la historia, deben hacerla”.
Oscar Varsavsky (1920-1976): científico y catedrático. Entre sus obras se destacan Ciencia, política y cientificismo (1967) o Hacia una política científica nacional (1972). Se propuso “hacer un llamamiento a todos los científicos politizados para que se liberen del culto a una ciencia adaptada a las necesidades de este sistema social y dediquen su talento a preparar científicamente su remplazo por un sistema nuevo, con una ciencia nueva”.
Rodolfo Ortega Peña (1936-1974). Abogado, periodista y dirigente político. Publicó varios artículos y libros junto a Eduardo Luis Duhalde entre los que resaltan Felipe Vallese, proceso al sistema (1965), Felipe Varela contra el Imperio británico (1965) o Baring Brothers y la historia política argentina (1968). Refiriéndose a la historia oficial sostuvo que “nuestros profesores universitarios, exigen un lenguaje mesurado, cuando se ataca a sus rancios próceres, pero no vacilan en usar los términos más innobles cuando deben pronunciarse acerca de los movimientos nacionales y sus representantes. Por esas razones, el estilo de este libro es duro y combativo. Responde, en sus justos términos, a es falaz actitud “académica”. Pero a diferencia de ésta, defiende tesis nacionales en forma documentada. En ese sentido, creemos solamente voceros de las masas populares restituyéndoles el patrimonio de la verdadera tradición histórica revolucionaria argentina y americana”.

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