sábado, 6 de noviembre de 2010

Los motivos del retorno de San Martin


Por Maximiliano A. Molocznik

Aún hoy persisten numerosos equívocos a la hora de analizar los motivos del retorno de San Martín en 1812. Para dar una explicación superadora debemos examinar cómo caracterizan las corrientes historiográficas la Revolución de Mayo. La historiografía liberal nos habla de una revolución separatista, independentista, antihispánica, probritánica y realizada por la “gente decente” del vecindario porteño cuyo único objetivo era el comercio libre (con los ingleses). Esta versión está al servicio de la clase dominante y sólo nos brinda como relato de nuestro origen una explicación antipopular y colonizada. El revisionismo histórico de derecha, lejos de ofrecer una visión superadora basada en hechos reales, sólo se atrevió a mostrar una perspectiva reaccionaria según la cual la Patria nace desde la entraña militar.
Ahora bien, frente a la pregunta ¿a qué vuelve San Martín?, ambas corrientes coinciden en afirmar que lo hace por el llamado de las fuerzas telúricas. Es decir que este hijo de españoles que regresa al Río de la Plata con treinta y cuatro años habría sufrido -oteando nostálgicamente el horizonte en Cádiz- un súbito amor por aquel terruño abandonado a los siete años y decidió embarcarse a luchar contra la nación donde había pasado la mayor parte de su vida y por la que había peleado. Una zoncera.
Desde Mitre y Salas, pasando por Ricardo Rojas y Cosmeli Ibáñez (con el cual todos los de mi generación tuvimos la mala fortuna de estudiar en el secundario) hasta un revisionista que no es de derecha como Pepe Rosa y los que sí lo son como Anzoátegui y Vicente Sierra afirman esta teoría. Otros investigadores que no han aceptado esta fábula propusieron una solución distinta, más inquietante aún: San Martín retorna a la patria porque es un espía napoleónico -para Enrique de Gandía- o inglés -para Ricardo Piccirili, Rodolfo Terragno o Juan Sejean- .De Gandía se basa en la famosa carta recibida por Robert Staples en 1812 en la cual se menciona a San Martín como hombre de la inteligencia napoleónica y los otros, por su viaje a Londres y su conocimiento del Plan Maitland, lo ponen al servicio de su graciosa majestad británica. Patricia Pasquali -en un titánico intento de remozar el mitrismo académico- ha aportado una nueva vuelta de tuerca al afirmar que San Martín viene porque sabe que en España no llegará a general por ser indiano e innoble. Es decir, que el padre de la patria sería apenas un oportunista...triste historia argentina si esto fuera así.
Frente a este conjunto de fábulas e interpretaciones inverosímiles, creemos que la verdad se encuentra en las explicaciones aportadas por Alberdi, Ugarte, José León Suárez, Del Valle Iberlucea, Enrique Rivera y Norberto Galasso: ni la Revolución de Mayo es separatista e independentista, ni San Martín recibe el llamado de la selva, ni es un espía extranjero. Mayo es parte de la revolución democrática española de 1808 y uno de los intentos que se dan en toda nuestra América de formar juntas para desplazar la burocracia absolutista que ya ha caído en España. San Martín retorna porque es un revolucionario profundamente antiabsolutista que llega a estas tierras a continuar la misma lucha por los derechos del hombre que ya no puede dar en la España derrotada por Napoleón.
En síntesis, debemos ver el retorno de San Martín vinculado al proyecto emancipador e igualitarista de Mayo del que él será, indudablemente, uno de sus más fervorosos continuadores.

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