sábado, 4 de junio de 2011

Izquierda Nacional e izquierda del bloque nacional

Alberto J. Franzoia


En varias oportunidades he intentado establecer diferencias conceptuales entre aquello que es una izquierda nacional y la que no lo es en países que, como el nuestro, aún luchan por convertirse en Nación. Claro que esta preocupación teórico-política no se gesta ahora en mi cabeza sino que tiene sus orígenes en las primeras manifestaciones de la Izquierda Nacional argentina (Aurelio Narvaja, Partido Socialista de la Revolución Nacional ). Sí he tratado de realizar algún humilde aporte colaborando para poner la cuestión al día, ya que desde las décadas del 40 y 50 del siglo XX ha corrido mucha agua por debajo del puente. En esa dirección se inscriben algunos pasajes de un último trabajo que titulé “El núcleo duro de la Izquierda Nacional ”, que integra el libro (de varios autores) recientemente publicado por editorial Paso de los libres: “200 AÑOS construyendo la Nación ”.
Claro está que el trabajo citado no tiene la osada pretensión de agotar la tarea de actualización teórica de la Izquierda Nacional, esencialmente porque dicha objetivo sólo podrá ser el producto de una labor colectiva realizada por numerosos compañeros con historia militante y enorme valía intelectual. Además, el trabajo que cito es una producción que apunta en lo fundamental no a la actualización sino a poner en evidencia, sobre todo para las nuevas generaciones, cuáles son las tesis centrales que condujeron la práctica política de esta significativa corriente política argentina a partir de los años sesenta. Finalmente el espacio del que disponía era bastante acotado por cuestiones editoriales.
Volviendo a la aclaración de conceptos fundamentales, que es el objetivo de este breve artículo, extraigo algunos párrafos de “El núcleo duro de la Izquierda Nacional ”:
“En concreto, todo país que está luchando por la liberación nacional, porque ha sido oprimido a lo largo de su historia precisamente por las naciones de capitalismo desarrollado que le impidieron gestar su propia nacionalidad, tiene una primera contradicción a resolver: se libera del opresor, externo e interno, o continúa en la condición colonial o semicolonial que ha caracterizado su historia.
Dicha contradicción genera un alineamiento de clases y sectores sociales que, con diversos grados de articulación según el período analizado, se expresan en dos bloques:

Bloque oligárquico-imperialista, que intenta perpetuar el statu quo dependiente del que se benefician sólo sectores internos minoritarios (oligarquías nativas y franjas privilegiadas de las capas medias) y las naciones opresoras (empezando por sus respectivas burguesías).

Bloque nacional-popular, que lucha por la liberación nacional para constituir una nación, lo que en esta región del mundo sólo puede ser el producto de una integrada acción revolucionaria del conjunto de los pueblos de América Latina…”

“Cada uno de esos bloques sí desarrolla en el devenir histórico sus derechas, centros e izquierdas, ya que tanto los intentos por perpetuar lo existente (condición semicolonial) como las apuestas transformadoras (hacia la construcción de la Nación ) admiten diversas opciones; más conservadoras o bien moderadas unas, más radicalizadas o trasgresoras las otras.
Por lo dicho cuando recurrimos al concepto Izquierda Nacional en Argentina (como en el resto de América Latina) no nos estamos refiriendo a cualquier tipo de izquierda que se constituya y actúe en nuestra geografía, ya que esa sola condición no es garantía de pertenencia cultural, especificidad en el abordaje teórico, ni de transformación revolucionaria efectiva en lo político. Lo que define el carácter nacional o antinacional de una izquierda es precisamente la conexión práctica y teórica que ésta tenga con el contexto concreto en el cual intenta generar efectos políticamente pertinentes. De allí que hubo y hay una izquierda que actúa en el territorio nacional pero a contrapelo del bloque nacional-popular, realizando una tarea funcional (por izquierda) a los intereses del bloque oligárquico imperialista, independientemente de cuál sea su intencionalidad. Por el contrario la izquierda que estamos abordando es aquella que se constituye durante la Segunda Guerra imperialista adoptando una postura definitivamente crítica hacia los dos bloques de opresores que luchaban por el reparto del mundo; enfrentando por lo tanto a todo imperialismo y a las oligarquías nativas, y es la misma que a partir de 1945 se integrara en el bloque nacional-popular conducido por el peronismo en condición de ala izquierda del mismo, es decir, como una Izquierda Nacional..”
Ahora bien, esta caracterización de la Izquierda Nacional no intenta resolver otro importante problema que se presenta hacia el interior del bloque que integra: ¿se corresponde toda la izquierda de dicho bloque con aquello que históricamente se definió como Izquierda Nacional? El concepto está presente tanto en documentos del Partido Socialista de la Revolución Nacional (1955) como sostiene José Luis Madariaga en “Introducción al socialismo” (1974), como en el pensamiento de un pionero de la corriente como fue Aurelio Narvaja según afirma Jorge A. Ramos en “La ideología de la revolución nacional” (1990). En ambos casos cuando se hace referencia a la Izquierda Nacional es para expresar el surgimiento de una izquierda socialista y revolucionaria independiente del peronismo (por más que explicite su apoyo a él) y que con los años trató de construir su propio partido político apuntando a un objetivo central: que la clase obrera se convierta finalmente en la clase conductora del bloque nacional y popular. Para el peronismo ésta ha sido siempre la columna vertebral del bloque, para la IN debe constituirse en la cabeza del mismo.
Sin embargo no son pocos los casos en los que el concepto izquierda nacional suele ir asociado a una izquierda peronista. Esto fue muy común en los sesenta-setenta y aún hoy persiste cierta ambigüedad conceptual. Quizás esto tenga bastante que ver con que el notable pensador nacional Juan José Hernández Arregui se atribuyó la creación del concepto en 1957 (según consta en “La formación de la conciencia nacional”), y lo vinculó con una corriente dentro del peronismo (aunque también destacó a quienes no adherían a él) y le otorgó pocas posibilidades de constituir un partido propio. Sin embargo para esa fecha el concepto ya tenía una existencia comprobable en el documento del Partido Socialista de la Revolución Nacional (partido que había surgido en 1954 apoyando al gobierno de Perón pero que no era peronista). El mismo dice “¡Por una nueva Izquierda Nacional y Latinoamericana! ¡Por un poderoso partido de la clase trabajadora! ¡Por la lucha irreconciliable contra el imperialismo y sus aliados!”.
A esta altura de la historia convendría entonces intentar darle a nuestra teoría política un poco más de claridad y no precisamente con fines académicos, que poco interesan, sino con objetivos vinculados a una práctica política lo más consistente posible. Considero que el concepto Izquierda Nacional ya tiene una historia propia que no pude ni debe ser desvirtuada, en tanto corriente de pensamiento con posibilidades prácticas en política que resulta definitivamente necesaria. Pero, por otra parte, esta corriente tan específica es sólo una de las partes constitutivas de un territorio mucho más amplio al cual podríamos definir como la izquierda del bloque nacional.
La izquierda del bloque nacional incluye tanto a la Izquierda Nacional (con una teoría y práctica política socialista y revolucionaria que marcha históricamente junto al peronismo pero que es independiente de él e intenta constituirse como partido político), como a la izquierda peronista (que adopta posturas de izquierda dentro del movimiento peronista, define como sujeto principal a los trabajadores, pero no es independiente de la jefatura histórica de dicho movimiento). Pensamientos y prácticas como las de Abelardo Ramos y Jorge Spilimbergo, y partidos como el PSIN, FIP, PIN, o el actual PyP son manifestaciones claras de la Izquierda Nacional. Mientras que Juan José Hernández Arregui y John Willam Cooke por otro lado fueron dos de los más importantes referentes de una izquierda peronista que en los sesenta-setenta se expresó en diversas agrupaciones políticas, político-militares, estudiantiles y sindicales; mientras que hoy se manifiesta como una pata del kirchnerismo aunque con un contenido político-ideológico más moderado que en los sesenta-setenta. Pero además de estas dos fracciones fundamentales de la izquierda del bloque nacional no podemos desconocer que existe un tercer componente que no está vinculado a la historia de la Izquierda Nacional , ni tampoco al ala izquierda del peronismo. Sus miembros provienen de aquella izquierda que llamamos tradicional o cosmopolita, hayan militado o no en ella. Decepcionados del permanente divorcio entre los grupos de izquierda a los cuales en otros tiempos adhirieron y los trabajadores a los que pretenden representar (sobre todo por la incomprensión de la cuestión nacional), esta tercera fracción ha adoptado la sabia decisión de incorporarse al bloque nacional y popular. Esta fracción no es nueva, es más, algunos importantes intelectuales que adhirieron finalmente al peronismo tuvieron ese origen, como el notable caso de Rodolfo Puiggrós. Lo nuevo es que ha crecido cuantitativamente en los años del kirchnerismo. La necesidad o no de un partido independiente es un tema que divide aguas en la izquierda del bloque nacional, y si bien no es un tema menor en la coyuntura constituye una contradicción secundaria; mientras que la resolución de la contradicción principal, que enfrenta a todo el bloque nacional-popular con el oligárquico-imperialista, mucho tendrá que ver con la necesaria consolidación ideológica y política de esta pata izquierda. Para lograrlo es necesario promover la unidad en las diferencias, lo cual supone el fin de ciertos sectarismos inoperantes que sólo inhiben al bloque nacional de su posibilidad de profundizar la liberación de la Patria , abriendo signos de interrogación para el (por ahora) lejano escenario político de 2015, cuando Cristina ya no pueda ser nuestra candidata.

La Plata , 30 de mayo de 2011

(* Trabajo producido para Cuaderno de la Izquierda Nacional http://www.elortiba.org/in.html)

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