Revista Integración Nacional dialogó con la Licenciada Iciar Reclade ,
directora editorial de la publicación política "Mano a Mano", acerca
de la realidad en la Universidad argentina, sus avances de los últimos 12 años
y también acerca de las deudas pendientes en materia de reforma de planes de
estudio. También, nos dio su opinión acerca del proceso de elecciones que
estamos atravesando.
RIN: ¿Qué opinión te merece la política hacia la Universidad
durante estos últimos 12 años?
IR: La Universidad argentina vive en la actualidad un
panorama diametralmente diferente al de principio de siglo. Difícil es
encontrar en otra década de nuestra historia el peso y la significación que se
le ha otorgado a las Universidades nacionales en estos 12 años.
En primer lugar, es necesario atender a transformaciones
cuantitativas. Los estudiantes aumentaron casi un 37 % entre el año 2001 y el
2015. Los egresados también aumentaron en relación con aquel año de base en un
80 %, lo que supone una disminución de la tasa de deserción. Muy impactante es
el cambio del presupuesto universitario, que duplicó su peso en el producto: el
Estado aumentó de $ 1.900 millones en el año 2002 a $ 39.000 millones en
2015. Este último dato se expresó particularmente en los salarios de los
docentes y de los no docentes, atrasadísimos en aquel entonces, en el nuevo
régimen jubilatorio (movilidad jubilatoria del 82 % móvil), pero también en el
número de becas universitarias que se incrementaron en un 1754 %, pasando de 2726 a 47296, en la
implementación de Programas de apoyo y mejoras de la calidad académica, en los
de mejoramiento que involucraron a Ingeniería, Agronomía, Geología, Química,
Recursos Naturales y Artes.
En segundo lugar, está la inversión en infraestructura
universitaria. Solamente en obra pública se invirtieron más de 1500 millones de
pesos y se inauguraron 15 nuevas Universidades a lo largo y ancho del país.
En tercer lugar, el actual Modelo de desarrollo, la apuesta
a la ciencia y tecnología nacional y la inversión de recursos en áreas
consideradas “estratégicas”, las becas a Carreras prioritarias o la apuesta a
la pertinencia social de las investigaciones, ha favorecido la inserción
profesional de los egresados universitarios.
Vale decir, los cambios experimentados en nuestras Universidades
se producen en una Argentina que abandona paulatinamente el neoliberalismo,
cuyo producto ha crecido no sólo cuantitativamente sino también en su
composición interna pues ha disminuido el grado de primarización de nuestra
economía, lo que permitió que la distribución del ingreso haya revertido la
curva declinante para los trabajadores y acrecentado la proporción de los
trabajadores formales a través de un papel más destacado del Estado. Además de
los cambios efectivos en el sistema jubilatorio y la ampliación de las
prestaciones en el área de la previsión social, la existencia de paritarias
anual y, en general, toda una política económica que incide en el mercado
otorgando mayores ingresos y posibilidades a los sectores más vulnerables.
Asimismo, debe atenderse a los cambios en la educación en
general que, sin lugar a dudas, impactan en la cuestión universitaria. En esta
década, encontramos cambios en la legislación sobre financiamiento educativo,
educación técnica profesional y educación nacional. Estas modificaciones
legales tuvieron su aplicación más importantes en el financiamiento, pero
además se observó en las transformaciones habidas en la Enseñanza Básica
y Media, en los salarios docentes, en las 1786 nuevas escuelas, en la cantidad
de estudiantes y en políticas destinadas a aligerar los costos educativos a las
familias a través de la distribución de computadoras, material didáctico y
libros.
"Lamentablemente, sabemos que las Universidades
argentinas continúan forjando sus Planes de Estudio en teorías europeas y
norteamericanas, de espaldas al pensamiento nacional y latinoamericano, al que
se suele considerar de manera peyorativa."
RIN: En algunas currículas todavía existen muchos vestigios
de planes de estudios desactualizados y, en el peor de los casos con una clara
primacía de corrientes políticas retardatarias. ¿Por qué creés que no se ha
llevado adelante una reforma integral de los planes de estudios y con ello la
incorporación de pensadores del campo nacional como Jauretche o Scalabrini
Ortiz?
IR: Hacés referencia justamente a dos pensadores que legaron
un modelo de Universidad ligada a las necesidades nacionales que,
simbólicamente, se sintetiza en dos proclamas que siempre cito de memoria y
forman parte de los desafíos actuales: “Aproximar más la Universidad al país.”,
pedía don Arturo Jauretche, y Raúl
Scalabrini Ortiz afirmaba: “Por mi parte, yo tengo una fe profunda en la
juventud de mi tierra.” Lamentablemente, sabemos que las Universidades
argentinas continúan forjando sus Planes de Estudio en teorías europeas y
norteamericanas, de espaldas al pensamiento nacional y latinoamericano, al que
se suele considerar de manera peyorativa. En necesario que atendamos de manera
creativa a la necesidad de revisar críticamente la tradición fuertemente
europeísta y norteamericana de nuestras Universidades para comenzar a
direccionar los contenidos de los planes académicos y de los programas de las
asignaturas orientados al estudio de la realidad nacional y regional.
Creo que el cambio de una cultura universitaria cuya
tradición es profundamente colonial, demandará tiempo y profunda vocación
patriótica de la comunidad universitaria junto a políticas estatales que
refuercen la necesidad de que las Universidades se comprometan más y mejor con proceso
de desarrollo nacional y regional y abandonen el paradigma de repetir
acríticamente teorías extranjeras para comenzar a textualizar los problemas del
país.
La actual hora política de América latina demanda además el
compromiso en la confección de una agenda compartida que incluya el desarrollo
de políticas para promover y profundizar las iniciativas conjuntas de
integración académica y científica desarrolladas hasta el momento, que
refuercen los lazos de intercambio de estudiantes, docentes, investigadores,
trabajadores técnico administrativos y de iniciativas de producción de
conocimiento socialmente relevante. Pienso, en la profundización de las
acciones iniciadas por el Sector
Educativo del Mercosur, el ARCU-SUR que impulsó entre los años 2007 y 2008 un
Sistema de Acreditación de Carreras Universitarias para el reconocimiento
regional de la
Calidad Académica de sus respectivas titulaciones en el
MERCOSUR, la profundización de la labor del Consejo Sudamericano de Educación,
Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación, etc. Los retos que tenemos por
delante son múltiples. Todos y cada uno están estrechamente vinculados con el
reconocimiento de nuestro destino común. El desafío es por ello, promover la
unidad en la diversidad, único reaseguro de que terminemos de saldar la
dependencia estructural que aún padecen nuestros Pueblos y que logremos
viabilizar nuestra soberanía científico tecnológica que permitirá el desarrollo
integral de cada uno de nuestros países.
"La actual hora política de América latina demanda
además el compromiso en la confección de una agenda compartida que incluya el
desarrollo de políticas para promover y profundizar las iniciativas conjuntas
de integración académica y científica"
RIN: En muchas universidades nacionales del país, no se
implementa el Turno Noche ¿Pensás que es un freno al ingreso de la clase
trabajadora, la cual debe mayoritariamente acceder a las universidades
privadas?
IR: El cursado del turno noche se implementó con la creación
de la
Universidad Obrera Nacional en el año 1948, que trajo enormes
beneficios sociales y educativos fundamentalmente a las clases sociales
históricamente postergadas en nuestro país del acceso a la Educación Superior :
los trabajadores. La Universidad con el peronismo comenzó a ser un derecho de
los argentinos sin distinción de clase social de origen y pertenencia
(gratuidad) propugnando la movilidad social ascendente de los sectores
populares. Fundamentalmente, se discutió la matriz liberal y predominantemente
profesionalista de las Universidades tradicionales y se suprimió la veda al
ingreso de los sectores del trabajo que exigía tener título de Bachiller y
obstaculizaba el que otorgaban las escuelas técnicas. Resta mucho por hacer
para profundizar la masividad de nuestra Universidades. Al respecto, soy una
convencida de que las condiciones de una democratización total del ingreso
universitario estarán dadas cuando la Argentina termine de forjar un Modelo de
Desarrollo independiente, superando la concentración y extranjerización de
nuestra economía, con una economía industrializada, con pleno empleo y justicia
social para todos los argentinos.
RIN:Una encuesta realizada por Poliarquía hace algunas
semanas muestra que la mayor parte del electorado que vota Macri se puede
encontrar en una franja etaria que abarca de los 18 y 29 años, principalmente femenino y que,
mayoritariamente, posee o busca un título universitario. ¿A qué se debe este
fenómeno?
¿Podemos señalar que la punta de lanza de oposición a
gobiernos de tinte nacional y democrático se encuentran, aún hoy y en
latinoamericana, en la universidad?
IR: Es un problema fundamentalmente cultural y político. Los
sectores medios son objetos de la política ideológica de los sectores
poderosos. Todo el aparato de la colonización pedagógica está montado al efecto
de que, como históricamente sucedió, se alíen con los poderosos para conseguir
privilegios. Pensemos en el caso de Venezuela, donde la Universidad es un
factor de enfrentamiento constante a las políticas emancipadoras. Para el caso
argentino, pienso que la enorme inversión universitaria, no se correspondió en
su totalidad con un saldo político organizativo lo suficientemente comprometido
con el proceso que vivimos los últimos 12 años. Es un desafío que deberemos
encarar con seriedad los próximos años el de la nacionalización de los sectores
medios.
RIN:¿Qué análisis hacés, pasadas las PASO, de los resultados
y las perspectivas para octubre?
IR:Es claro que estamos lejos del escenario del 54 % que el
FPV obtuvo en una de sus mejores elecciones. Deberemos, por lo tanto, redoblar
los esfuerzos militantes de cara a octubre para evitar un posible escenario de
ballotage. Asimismo, sería importante avanzar en la discusión pública acerca de
las propuestas de nuestros candidatos para el gobierno de los próximos años
para no quedarnos en el repetitivo repaso de lo realizado. Por lo realizado el
pueblo argentino ya nos votó. Es necesario plantear con claridad cuál será el
rumbo de profundización en torno a las rémoras heredadas del neoliberalismo que
no logramos sortear en los 12 años pasados y que continúan siendo cuentas
pendientes: estructura económica extranjerizada, la riqueza generada por los
argentinos que drena hacia el exterior, la concentración de la economía, el
acaparamiento de mayor porción de la renta agraria diferencial, la discusión
del modelo sojero, la desigualdad, el pleno empleo, reforma tributaria, reforma
financiera, nacionalización del comercio exterior, fuerte política de propiedad
social, políticas de avance en la descolonización ideológica, Banco del Sur...
RIN: Es posible afirmar, aún hoy, aquello que explicaba
Jauretche respecto del antagonismo que conflictúa en Argentina respecto del
Campo Nacional y el Antinacional? ¿Existe tal polarización en la actualidad?
¿Quiénes son sus principales exponentes? ¿Podría señalar alguna diferencia con
aquel entonces?
IR:Sin dudas. Jauretche dividía tajantemente los campos del
pensamiento y de la política con una frontera: lo nacional y lo antinacional,
en lugar del esquema clásico del pensamiento de la izquierda tradicional entre
"izquierda-derecha" que eludía la cuestión nacional no resuelta. Esto
es particularmente cierto en un país complejo como el nuestro donde la
condición dependiente y semicolonial se da mediada por un conjunto de clases
internas donde discernir donde está la infamia imperialista es más difícil
ciertamente que, por ejemplo, en Cuba donde el pueblo cubano sabe que la patria
no está del lado de Obama. La batalla se da en todos los terrenos y el campo de
deslinde es el campo nacional del campo antinacional para transformar la
estructura económica del país, único reaseguro de la justicia social y la
soberanía política. Por eso, Don Arturo hacía un llamado a pensar en nacional,
desde nuestra propia realidad, desde nuestras categorías, quitándonos las
zonceras adquiridas por la colonización pedagógica, pensar desde nuestras
problemáticas, desde el centro del planisferio, no como estamos acostumbrados
desde abajo y desde un rincón. Forjar una conciencia nacional resulta
salvaguarda de la victoria política. Es que la colonización pedagógica impide
que lo social se identifique con lo nacional, se crean problemas marginales que
dividen, y de esta forma no hay posibilidad de arribar a soluciones sociales
por el único camino posible la integración vertical de todos los sectores
enfrentados a la oligarquía y al imperialismo para lograr la emancipación
integral de la nación. Se
trata de buscar puntos de coincidencia para construir la patria, decía Don
Arturo. Por eso, el camino para emprender la liberación nacional en un país
semicolonial como la Argentina es la creación de un frente nacional que aúne a
todos los sectores “nacionales” enfrentados a la oligarquía y al imperialismo,
la unificación de éstos bajo una línea nacional que es la conciencia histórica
de los argentinos. Su columna vertebral deben ser si o si, los trabajadores.
Largamente se ocupó Jauretche de demostrar el papel esquivo de la denominada
burguesía nacional, que la lleva en forma directa a la traición, quiere ser
oligarquía y no puede, es ausentista, parasitaria, etc., lo que significa darle
mayor centralidad al rol del Estado como empresario y único capaz de
nacionalizar y estatizar el patrimonio nacional enajenado. El peronismo fue una
revolución nacional que, lamentablemente, quedó trunca por la violencia
antinacional del año 1955. El kirchnerismo es un peronismo moderado. Si bien,
el FPV impulsó todos estos años medidas antiliberales e industrialistas en lo
económico, antiimperialistas y americanistas en lo político y populares en el
plano social, estamos a mitad de camino en el tránsito hacia la consolidación
de la segunda y definitiva independencia nacional. La opción es de hierro: o
nos quedamos a medio camino o avanzamos en la construcción de un proyecto nacional
integral que enarbole las tres banderas, sinónimo de industrialización y
recuperación del patrimonio nacional. La independencia económica tiene un
obstáculo en la extranjerización y la concentración económica actual. La
independencia económica es la base de la soberanía política y es el principio
sobre el cual se va a producir la emancipación social del pueblo.
La oposición al gobierno nacional, todo el arco político
antinacional, se compone de un sector de los grupos económicos y financieros
internos y trasnacionales con poder financiero, mediático y judicial cuyo
proyecto es reprivatizar la economía, detener el proceso de industrialización
y aumentar la rentabilidad del capital
financiero y de la oligarquía aliada al imperialismo.
*Iciar Recalde. Licenciada en Letras (UNLP). Docente de
Literatura argentina del Siglo XX y de Sociología de la cultura latinoamericana
en la UNLP y de Política y Sociedad en la UNAJ. Directora
editorial de Mano a mano, revista de política, economía, cultura y pensamiento
nacional de la UNAJ.
Declarada por el Honorable Senado de BA como Mujer destacada
de la Provincia de Buenos Aires. Miembro del Centro de Estudios Juan José
Hernández Arregui.