Ejes para un análisis
de situación nacional después del balotaje.
10 de diciembre de
2015
Por Gabriel Merino,
CEFIPES
1- En el periódico londinense Financial Times, referencia
fundamental del pensamiento neoliberal y usina estratégica de los intereses
financieros globales angloamericanos (HSBC, Barclays, Lloyds, Citigroup, Shell,
etc.), puede leerse en su nota editorial sobre las elecciones presidenciales:
“Poner fin a más de un siglo de desmanejo económico en uno de los Estados más
disfuncionales de Latinoamérica es una gigantesca tarea. El presidente electo
Mauricio Macri tendrá que deshacerse del populismo que deja como legado el
peronismo, en medio de una economía castigada por la caída de los precios de
los commodities y aislada por un agresivo juicio con los holdouts.” En el
periódico norteamericano The Wall Street Journal, referencia fundamental del
pensamiento liberal-conservador, neoconservador y usina estratégica de la
fracción financiera americana (JP Morgan, Bank of America, Exxon Mobil, etc.),
puede leerse respecto a las elecciones en su nota titulada “Resucitando a
Argentina”: es una “rara y buena noticia para la libertad mundial”. También en
dicha nota se repasa la agenda neoconservadora: arreglar con los buitres bajo
sus términos (“hay que cumplir los contratos”), avanzar con el caso Nisman de
acuerdo a las interpretaciones del mismo y, en una muestra de completa
ignorancia (quizás intencional) de lo ocurrido con la estatización de YPF dice
que “si el Sr. Macri quiere que los inversores vuelvan a desarrollar las
enormes reservas de petróleo del país, un lugar para empezar sería revisar el
robo a Repsol”. (El tema ya fue arreglado y los españoles quedaron por demás
conformes con el pago, que también recibió el JP Morgan uno de los principales
accionistas de Repsol). En tanto la embajada estadounidense en la Argentina
afirmó con respecto al resultado del balotaje: “Antes de las elecciones
estábamos muy optimistas por el cambio que estaba por venir y qué razón
teníamos.” Se pueden sumar un sinnúmero de posicionamientos y editoriales, pero
sin dudas por su envergadura estos son muy significativos en cuanto a observar
quienes ganaron en el balotaje.
2- Este proceso de avance del poder financiero
angloamericano y de “Occidente” es regional (ver “El mundo después de Ucrania;
nueva fase de la crisis global”). Se vive una situación de reflujo que comienza
en 2012 y que se debe tanto a factores externos como a debilidades y problemas
internos (cuellos de botella) de Argentina y América Latina. En cuanto a los de
escala mundial, lo central es ver que a partir del 2011-2012 se desarrolla una
fuerte ofensiva de los bloques de poder centrales (representados en Estados
Unidos, Inglaterra y la OTAN) contra los bloques de poder emergentes (Rusia,
China, Irán, América latina). La ofensiva sobre la región cobra la forma de la Alianza Pacífico,
integrada en principio por Chile, Perú, Colombia y México. Ello busca partir la
UNASUR y la CELAC, debilitando el avance del MERCOSUR y el ALBA inspirados en
una concepción de regionalismo autónomo. La unidad “anti-populista” de las dos
fracciones de la interna de Estados Unidos (y del conjunto de la angloesfera)
es fundamental para entender este cambio en la región. Más allá de
sus profundas diferencias, ambos bloques, neoliberales y neoconservadores,
“globalistas” y “americanistas” acordaron avanzar en conjunto contra los
“populismos”, neodesarrollismos, socialismos y todos los proyectos que
converjan en la construcción del bloque de poder regional en América Latina y
el Caribe. Junto con ello, se da a partir del 2014 una profunda baja en el
precio de los commodities que golpea particularmente a la región, viéndose
afectados los ingresos de las exportaciones. Ello socava las bases de
legitimidad y apoyo de los gobiernos nacionales-populares, que tienen
dificultades para legitimarse mayoritariamente cuando no pueden garantizar
expansión del consumo, y además generan un terreno propicio para las maniobras
económicas del gran capital concentrado.
3- ¿Quiénes son los que ganan? La Alianza Cambiemos
expresa fundamentalmente la herramienta política del Foro de Convergencia
Empresarial, cuyos actores más importantes conforman el denominado “círculo
rojo” del poder en argentina, es decir, las fracciones de capital dominante de
la estructura económica y los cuadros y organizaciones políticas e
intelectuales de las clases dominantes. Significa, por lo tanto, reconstitución
política del Bloque Financiero dominante en el país entre 1976 y 2001 (se
define como bloque financiero por criterios expositivos ya que resume una
caracterización. No se pretende referir meramente a una cuestión económica sino
que hace a un proyecto estratégico de ciertos grupos de poder económico,
político e ideológico. Dicha caracterización tiene la virtud de identificar
claramente qué grupos de poder expresan fundamentalmente el instrumento PRO y la Alianza Cambiemos).
El Bloque Financiero se resquebraja a partir de 1999 cuando
un sector de los Grupos Económicos locales y de la burguesía local nucleada en la Unión Industrial
Argentina, la Cámara Argentina de la Construcción y
Confederaciones Rurales Argentinas conforman el Grupo Productivo contra “los
bancos, las privatizadas y los hipermercados” dominados por las fracciones de
capital extranjero. Ello se articula y converge con el PJ-Duhalde, la
UCR-Alfonsín y el Frepaso para conformar el Movimiento Productivo Argentino,
acompañado por la pastoral social de la Iglesia Católica
y gran parte del episcopado y el Grupo Clarín.
Sin embargo, actualmente no todo el Bloque Financiero se
recompone, ya que gran parte de la burguesía local, de la estructura de la Iglesia Católica
alineada con Francisco, de los cuadros neodesarrollistas, del PJ-disidente y
del conservadurismo popular juegan en el armado político opuesto a la Alianza Cambiemos.
Incluso ello se observa en el apoyo a Scioli o en la posición
contraria a la
Alianza Cambiemos por parte de un sector importante del
massismo como Lavagna, Peirano, de Mendiguren, Felipe Solá y Duhalde.
En línea con lo planteado, el gabinete está dominado
fundamentalmente por neoliberales, neoconservadores y neodesarrollistas
conservadores: el (ex) JP Morgan (Prat Gay) conducirá la economía, el (ex)
Shell energía (Aranguren), el (ex) HSBC en Producción (Cabrera), el dolarizador
y ferviente defensor del ALCA al principal banco del país el Banco Nación
(Melconian), el monetarismo neoliberal con matices al Banco Central
(Sturzenegger), los terratenientes de CRA a Agricultura (Buryaile), la CEO de
la empresa extranjera General Motors (Isela Constantini) va a conducir
Aerolíneas Argentinas, el sionismo duro neoconservador (Bergman) a Medio
Ambiente (quizás porque era lo más cercano al término Medio Oriente) y a
Derechos Humanos (Avruj, hombre del banquero Beraja de la DAIA, quien está
siendo juzgado por encubrimiento a los atentados de la Amia). Los herederos del
apellido de "estirpe" de la oligarquía porteña a educación y
seguridad (Bullrich), la gerencia de IBM y Telecom con previo paso como jefa de
gabinete de la secretaría de Naciones Unidas a Cancillería (Malcorra). El
productor de Animales Sueltos e hijo del empresario mediático Carlos Ávila fue
propuesto a la Secretaría de Políticas Universitarias, pero tuvieron que dar
marcha atrás por el rechazo del sector. A la secretaría de Comercio iría Miguel
Braun, el sobrino de Guillermo Braun, dueño de la cadena de supermercados La
Anónima y vicepresidente de la Asociación de Supermercados Unidos (es decir que
los mismos que ponen los precios, el oligopolio de los hipermercados, asumirán
la administración del control de precios). La Unión Industrial
Argentina ubicará a uno de sus directores ejecutivos Martín
Etchegoyen en la secretaría de Industria dependiente del ministerio de
Producción (algo le tenían que dar…). Como para completar el cuadro, aunque
saliéndonos de la órbita nacional, podemos observar que Leonardo Sarquis ex
gerente de la multinacional estadounidense Monsanto estará al frente de la
secretaría de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires.
Más que el gobierno de los CEOs, es el gobierno del capital
financiero transnacional, multinacional y de los Grupos Económicos Locales
concentrados a través de sus gerentes, donde convergen cuadros de la derecha
conservadora sionista y católica además de las fundaciones y think tank que
forman parte de dicho entramado junto con las principales cámaras
empresariales. Es decir, de los mismos cuadros estratégicos que administran el
estado privado del gran capital y ahora pasarán a la administración pública del
estado. La misma característica, el mismo discurso y similar programa tenía el
ministro de economía del golpe de 1976 Martínez de Hoz, quien sentó las bases
fundamentales del modelo de acumulación por valorización financiera destruyendo
el modelo de sustitución de importaciones: era asesor del Chase Manhattan Bank
de Rockefeller (ahora parte del JP Morgan), director de la siderúrgica local
Acindar (oligarquía diversificada) y miembro prominente de la Sociedad Rural Argentina
que nuclea a los mayores terratenientes del país.
4- El dispositivo partidario electoral del Bloque Financiero
funcionó. El partido de promoción de candidatos como lo definiera el sociólogo
alemán Max Weber, logró llevarse un resultado. Obviamente esta forma de partido
que sustituye al partido ideológico de masas constituido está perfeccionado y
aggiornado. Al igual que describe Weber, en él no se discute programa ni
ideología (que no se discuta no quiere decir que no se alinee con una visión
ideológica pero esta se naturaliza como si no fuera particular) y se dice lo
que el público-cliente quiere escuchar para que éste compre el producto. Lo
fundamental es el marketing como técnica político comercial para la venta de un
producto electoral. La estructura de este partido es dual y sustituye a la
estructura del partido ideológico de masas. El partido ideológico de masas se
compone de dirigentes (cuadros formados en la militancia), militantes, afiliados
o adherentes movilizados en pos de un programa, de un conjunto de ideas fuerza
e impregnados por una visión estratégica. En el partido de promoción de
candidatos la estructura dual es: por un lado el candidato, los medios de
formación de opinión como mediación en lugar de la militancia y la audiencia;
por el otro, los cuadros estratégicos (provenientes de empresas, fundaciones,
etc.), los punteros o juntadores de votos sin ninguna ligazón a un programa de
estado y visión estratégica, y el cliente (ya sea de barrios populares o de
clase “media”). Este partido en su versión posmoderna, con mucha composición de
ONGs, tiene la tremenda capacidad a nivel global de legitimar y ganar
elecciones para aplicar proyectos profundamente excluyentes, propios del
capitalismo salvaje del siglo XXI. La espectacularidad de la política, la
ilusión de la democracia a través de la participación a partir de los medios
masivos de formación de opinión (como audiencia pasiva) y los significantes
vacíos que prenden como marcas en la sociedad son rasgos fundamentales de este
dispositivo político. Pero, hay que aclarar, ello funciona y resulta exitoso
fundamentalmente cuando se debilita la militancia, se agudizan las divisiones
en el campo nacional-popular y deja de haber un programa profundizador como
analizaremos más adelante.
5- El triunfo electoral del Bloque financiero, no implica un
cierre del ciclo histórico nacional-latinoamericano iniciado a comienzos del
siglo XXI. Lo que cierra es el ciclo de un gobierno, en una etapa de reflujo
regional para las fuerzas nacionales populares. El resultado del domingo 22 de
noviembre no es una derrota estratégica para el pueblo como lo fue en otros
momentos históricos: en los golpes de 1930, 1955, 1976 y 1989 (golpe económico
hiperinflacionario). La derrota no significa un retroceso definitivo para el
proyecto nacional popular, que recién en 20 o 30 años se va a poder
reconstruir. Incluso el ajustado triunfo del PRO hace que el golpe táctico sea
muy ajustado, por sólo 2,8%, que en realidad es 1,4%, ya que por el tipo de
elección los votos que suma a uno lo resta el otro casi en su totalidad. Este
estrecho margen se reflejó el lunes 23 de noviembre en la bolsa de valores con
una profunda caída y la preocupación de muchos sectores, ya que el “círculo
rojo” esperaba una diferencia más amplia a favor de Macri. Es fundamental
entender qué significa el resultado electoral del balotaje ya que la
desmoralización es un elemento central de la estrategia del Bloque Financiero
que pretende construir el relato del “fin del populismo” y desplazar del
terreno político a las fuerzas nacionales y populares.
6- La oportunidad histórica sigue abierta. Hay tres
elementos fundamentales que así lo indican:
a) La situación de multipolaridad, lucha entre bloques de
poder y crisis del orden mundial. Los cierres de ciclo coinciden
aproximadamente con los procesos de re-construcción del Orden Mundial y cierre
(al menos momentáneo, un nuevo equilibrio) de la transición histórica. En
dichos cierres, los ganadores presionan para recuperar sus territorios de
influencia (como Estados Unidos y el polo angloamericano lo hizo en América
Latina a partir de 1953 cuando finaliza la guerra de Corea o a fines de los 80’ con la caída del Muro de
Berlín cuando las fuerzas angloamericanas del capitalismo neoliberal devinieron
en hegemónicas). Mientras se mantenga la crisis mundial y la lucha entre
bloques de poder para definir el nuevo orden en ciernes, los pueblos cuentan
con una grieta estratégica para avanzar en función de sus proyectos de
autonomía.
b) La alianza de fuerzas que hoy conduce el Vaticano (la Iglesia Católica)
es favorable a los “intereses” populares y al proceso de integración regional
autónomo. Ello se ve en la consigna de las tres T (Techo, Tierra y Trabajo), en
las encíclicas que apuntan contra el capitalismo salvaje, el consumismo y el
dios dinero, en los posicionamientos geopolíticos del Vaticano y en las
alianzas e intervenciones políticas que se impulsan en América Latina y el
Caribe, entre otras cuestiones. Por el contrario, en los procesos de cierre de
ciclo histórico la cúpula eclesiástica tiende a formar parte del bloque
conservador reaccionario como en 1976, y juega a disciplinar a las líneas
populares, reformistas, revolucionarias y “progresistas” en su interior.
c) El nivel de conciencia y organización popular alcanzado
en esta etapa. Claramente, la Alianza Cambiemos tuvo que conceder en términos
ideológicos a bajarse de parte de su programa y aceptar que va a continuar con
gran parte de las conquistas populares en estos años, por lo menos hasta que se
produzca un nuevo cambio en las relaciones de fuerzas. Tuvo que aceptar
continuar con la administración estatal de YPF, Aerolíneas y el Sistema
Previsional, continuar con lo hecho en Ciencia y Tecnología y Educación
Superior, y continuar con los programas sociales de inclusión. Todo ello a
pesar de haberlos votado en contra en el congreso nacional, de haberse opuesto
sistemáticamente a dichas políticas y de que sus cuadros fundamentales tengan
una visión opuesta a dichas políticas.
7- Otro elemento central que sería parte de este tercer
punto (nivel de conciencia y organización popular) es la reacción popular
militante luego del resultado del 25 de octubre. Sin dudas la militancia de
base, las organizaciones populares de un amplísimo espectro y de todos los
colores, ya sean kirchneristas o no, las personas que se sintieron movilizadas
ante la posibilidad del triunfo de la Alianza Cambiemos
se hicieron cargo de la
campaña. La pelea del pueblo permitió dar vuelta un resultado
que podría haber sido catastrófico y casi posibilita un triunfo electoral de
Scioli, quien a medida que transcurrían los días previos al balotaje se fue
consolidando discursiva y políticamente como el candidato del gran frente
nacional-popular. Incluso se puede especular que con unos días más de campaña
el resultado bien podría haber sido otro. La pelea popular, carente de recursos
y poco organizada pero desbordante de voluntad, se sobrepuso a divisiones y
peleas superestructurales, especulaciones, apuestas en contra y demás
mezquindades dirigenciales (hoy más en crisis que nunca). Trabajadores,
estudiantes, docentes, científicos, profesionales, cooperativistas, campesinos,
pequeños empresarios y los más humildes salieron a dar pelea frente por frente,
a hablar con sus propios amigos, compañeros o vecinos, entendiendo que la
discusión no era entre kirchnerismo y anti-kirchnerismo, oficialismo y
oposición, sino que se trataban de dos visiones enfrentadas de país, dos
proyectos en pugna, uno de los cuales era más favorable a los intereses
populares. Muchos dejaron de lado enojos y contradicciones secundarias para
pelear por su futuro. Esta reacción popular es el gran indicador de que no
entramos a una etapa de pura resistencia en un fin de ciclo estratégico, ya que
cuando eso sucede los pueblos no luchan, se entregan desmoralizados, como
ocurrió después del golpe financiero hiperinflacionario de 1988-1989 (más allá
de que puedan producirse reacciones y luchas aisladas). Dicho nivel de lucha
popular se encuentra en el nivel político, en las luchas hegemónicas del
Estado, no en un momento gremial propio de la resistencia.
8- Las correlaciones de fuerzas en el plano de las ideas.
Aunque los indicadores sean difusos, podemos decir con toda claridad que no
vamos a una re-construcción inmediata de la hegemonía del bloque financiero
bajo conducción neoliberal o neoconservadora. En primer lugar, porque en el
mundo ese proyecto y ese polo de poder está en crisis (No estamos en pleno
Consenso de Washington sino en medio de una transición histórica del orden
mundial). En segundo lugar porque internamente hay un empate de fuerzas y el
bloque financiero no puede legitimar-consensuar su programa (por lo menos por
el momento). En tercer lugar, porque si bien lograron consolidar una fuerza
para ganar la elección, adentro hay muchas líneas con políticas y visiones que
difieren y pueden entrar en contradicción rápidamente (ya se resquebrajó la
Alianza al no darle a Sanz el lugar de Jefe de gabinete, algo que afectó al
radicalismo y su jugada en sintonía con el grupo Techint para consolidarse en
el gobierno como el ala neodesarrollista conservadora bajo formas
socialdemócratas. Techint viene intentando ese camino desde el gobierno de
Alfonsín. De esta forma, ya queda afectada la estrategia de Nosiglia. Por otro
lado, fue atroz el ninguneo al radicalismo al darle la Secretaría de Políticas
universitarias a Ávila, el productor del programa televisivo Animales Sueltos y
no al centenario partido con tradicional base universitaria y cuadros académicos.
Además, pareció una provocación bajo formas burlescas hacia el conjunto del
sistema nacional de educación superior. La reacción de dicho sector obligó a
realizar una marcha atrás.
9- Las correlaciones de fuerza en el plano institucional
tampoco brindan una situación de hegemonía al bloque financiero. Y en este
sentido, el Congreso de la Nación, tanto en diputados como en senadores, es
donde éste posee una situación adversa. La foto después de las elecciones es la
siguiente: 117 diputados del FPV/PJ y aliados, 50 de la UCR y la CC, 41 del
PRO, 37 PJ disidente, 9 PS/GEN, 4 Izquierda; mientras que en el Senado la
mayoría abrumadora es del FPV/PJ y aliados con 42, UCR/CC 11, el PJ disidente
10, PRO 4, PS/GEN 2, otros 3. La Alianza Cambiemos suma sólo 91 diputados (de un
total de 257) y 15 senadores (de un total de 72) por el momento. Además de no
contar con la primera minoría en diputados, la Alianza Cambiemos
contiene dos sectores fundamentales (PRO-UCR) que no constituyen un bloque
homogéneo. Si bien la presión a cambio de recursos autorizados por el poder
ejecutivo puede ser una vía típica para contrarrestar dicha situación para el
bloque financiero. Por otra parte, para poder llevar adelante sus iniciativas
estratégicas deberá, en estas condiciones, poner en crisis uno de sus ejes de
construcción hegemónica: el supuesto republicanismo. Supuesto en tanto el
Bloque Financiero no dudó en pasar por alto las instituciones o destruir lo
público para disputar la conducción del estado. Pero el PRO pretende constituir
una derecha republicana y democrática por primera vez en la historia, lo cual
puede entrar en crisis por las exigencias estratégicas del Bloque Financiero.
10- Hay que alertar con la posibilidad de una corrida
(golpe) financiero antes del 10 de diciembre o, en su defecto, en los primeros
meses de gobierno. El objetivo sería producir una devaluación antes de la
asunción de Macri o apenas asuma para que este no pague todo el costo de la
devaluación y el ajuste. Y sobre todo, lo que van a querer producir es un
profundo golpe económico para cambiar las relaciones de fuerzas en el estado a
su favor y desequilibrar el empate hegemónico. Saben, sin embargo, por
experiencia histórica, que dichas maniobras pueden resultar un boomerang,
especialmente en las condiciones políticas actuales.
11- Otra de las formas para desequilibrar las relaciones de
fuerzas a favor del Bloque Financiero es el intento de generar una provocación
hacia las fuerzas populares o hacia un sector de ellas. Una acción desmedida,
apelando a la violencia, puede ser justificativo para la deslegitimación de las
fuerzas nacionales y populares, su pérdida de fuerza moral y el justificativo
para dar un giro represivo que apunte a desarticular la capacidad de lucha
social y política de las fuerzas populares. También, dentro de estos posibles
escenarios, puede suceder algún acto “terrorista” que profundice la
articulación con las fuerzas armadas y las fuerzas de defensa norteamericana,
justifique la alineación drástica de nuestro país con el polo de poder
angloamericano y las fuerzas del capitalismo financiero global (lo que también
llaman “Occidente”), y que sirva como justificativo para perseguir
organizaciones populares como se hace en otros países de Nuestra América.
12- Lo fundamental que se pierde al quedar el ejecutivo en
manos del Bloque Financiero es la imposibilidad de que la iniciativa
estratégica popular se traduzca en políticas de gobierno, en decisiones del
sistema institucional que modifican la estructura del estado. Ello impide poder
avanzar en lo inmediato en las transformaciones profundas que son necesarias
para solucionar en términos populares los “cuellos de botellas” existentes. El
ejemplo típico es YPF en donde ante la agudización de los problemas de
abastecimiento, necesidades crecientes de importación, desinversión,
vaciamiento por parte de Repsol, disminución estrepitosa de las reservas y
calamitosos intentos de introducir a ciertos representantes de la “burguesía
nacional”, finalmente el gobierno de Cristina Kirchner decidió en 2012 hace
lugar a un histórico reclamo popular y se concretó la nacionalización parcial
de la empresa, a partir de la cual comienzan a revertirse los problemas
señalados. Sin embargo, el momento no es de resistencia en el sentido estricto
del concepto (ello deja a los pueblos fuera de la política) sino de oposición
político estratégica frente al Bloque financiero. Aunque se deban resistir
programas de ajuste e intentos de cercenamiento de derechos conquistados, el
momento que se abre es de oposición político estratégica a la política de
gobierno, rearticulación política de las fuerzas nacionales y desarrollo de
propuestas que articulen un programa de estado para recuperar la iniciativa. Es
decir, debe mantenerse el debate político, la elaboración de propuestas y la
discusión de un programa profundizador. No es posible re-articular la fuerza
política y retomar la conducción del gobierno desde la pura resistencia. Sin
propuestas-programa que muestren al conjunto del pueblo cómo resolver los
problemas que vive y brinde el por qué luchar no existe ninguna posibilidad de
recuperar la iniciativa y la conducción del gobierno. De mantenerse en la
perspectiva de la resistencia las fuerzas nacionales habrán perdido la lucha
antes de librarla y la situación de empate se tornará en dominio del bloque
financiero. Por ello la imperiosa necesidad de seguir pensando, a su vez, en
términos de proyecto nacional, popular y latinoamericano.
13- El reflujo en la región y la victoria en Argentina del
Bloque Financiero tiene estrecha relación con no haber resuelto tres cuellos de
botella a los que llegamos:
a- El cuello de botella en la economía. La economía
extranjerizada, concentrada y primarizada constituye un obstáculo central para
el proyecto nacional y popular. Ello se traduce en: inflación por puja
distributiva (cuando los trabajadores y los más humildes aumentan sus ingresos
el capital concentrado responde con aumento de precios), en informalidad (34%),
problemas de empleo y pobreza ya que debemos producir más valor agregado (más
trabajo, en vez de importar trabajo de afuera), en incapacidad de planificar
nuestra economía nacional en función de nuestras necesidades ya que está en
manos de transnacionales, en divisas (dólares) que se fugan al exterior y en
los problemas de restricción externa (falta de dólares). Dos caminos se
presentan para solucionar este cuello de botella: 1) el del Bloque Financiero:
inversión extranjera, endeudamiento externo y especialización
primario-exportadora de bajo valor agregado que reproducen el problema
estructural de la economía; 2) el del Bloque Nacional-Popular: desarrollo
autónomo, con industrias estratégicas del Estado asociadas a pymes y
cooperativas, redes regionales de valor y desarrollo científico-tecnológico
autónomo. No excluye la posibilidad de inversiones extranjeras pero bajo
nuestras condiciones en función de los intereses nacionales-latinoamericanos.
b- El cuello de botella en la Integración regional: la
fragmentación es la condición de nuestra dependencia y alienación como pueblos.
Existen dos caminos: subordinación a las fuerzas globales y redes financieras
transnacionales, territorio de disputa de las potencias mundiales y
regionalismo dependiente bajo la Alianza Pacífico; o “tercera posición”,
regionalismo autónomo, avance hacia el Estado Continental Plurinacional
Latinoamericano, profundización alianza MERCOSUR-ALBA y protagonismo de los
pueblos. Petro-Sur, Banco del Sur e industria para la defensa del Sur. No
resolver el problema de la fragmentación regional en términos estructurales
mediante la construcción de un estado Continental es no resolver realmente el
problema de nuestra independencia, es decir, escapar de nuestra situación
periférica y dependiente que se traduce en superexplotación e injusticia
social.
c- En el plano de las ideas y los valores: ante la crisis
civilizatoria que existe hoy en día, quedan dos caminos. O continuamos la
decadencia del capitalismo occidental, basada en el capitalismo que fomenta el
individualismo, consumismo, destrucción de la naturaleza, explotación humana y
la violencia; o construimos nueva civilización desde una concepción
nuestro-americana, desde el sincretismo entre las tradiciones de los pueblos
originarios plasmadas en el Buen Vivir, el cristianismo popular con su
humanismo y solidaridad, las tradiciones democráticas, comunitarias y populares
de los movimientos nacionales y de las izquierdas latinoamericanas; ese
sincretismo de la américa mestiza que contiene la tradición ibérica, afro,
indígena y del occidente moderno que nutrieron las migraciones tardías y
contribuyeron al mundo de las ideas revolucionarias.
El dilema es si somos “Occidente” o somos “Latinoamérica”,
que sin negar la influencia occidental significa la construcción de una
identidad propia y una empresa civilizatoria que escape a la decadencia actual
y constituya la base sobre la cual construir otro proyecto de sociedad más
humano. Sin este avance profundo no es posible una transformación que vaya más
allá de lo conquistado. No podemos legitimar procesos políticos meramente por
el crecimiento económico y la posibilidad de ciertos sectores de cambiar el
auto todos los años.
Este es el mismo dilema que en el siglo XIX los
“occidentalistas” y neocolonialistas de entonces formularon bajo la forma
“civilización” (Europa y Estados Unidos, capital extranjero, libre comercio,
cultura occidental) o “barbarie” (Nuestra América, criollos y américa morena,
pueblos originarios, afrodescendientes, tradiciones latinoamericanas,
desarrollo autónomo, proteccionismo). Martí, desde la perspectiva de Nuestra
América, explicó frente a dicho dilema que la verdadera contradicción nos es
entre la civilización y la barbarie sino entre la falsa erudición de los que
copian moldes de afuera y rechazan lo autóctono, y la “naturaleza” real y
creadora de nuestro suelo americano. No por casualidad el diario Clarín en su
editorial del mismo día de las elecciones generales del 25 de octubre de 2015
reclama ya en su título “Y si volvemos a Occidente”. Allí, en un ejercicio de
eurocentrismo, racismo y negación de los pueblos nuestro americanos afirma a
los cuatro vientos “somos occidente”, esa es nuestra cultura. Y ello es lo que
se juega en estos tiempos: “Occidente” y el capitalismo financiero global se
devora el mundo para superar su crisis y construir un nuevo orden mundial,
imponiendo sus pautas culturales fundamentales tamizadas por el
multiculturalismo globalizador, o construimos nueva civilización. Por otro lado
no hay muchas opciones reales: si la pauta de consumismo frenético estadounidense
se esparciera por toda la población mundial necesitaríamos cinco planetas
tierra para subsistir.
En base a esta discusión el Papa Francisco es atacado
directa o indirectamente por la intelectualidad occidental. Un claro ejemplo de
ello es el artículo de La Nación del 10 de julio de 2015, escrito por Loris
Zanatta profesor de historia de la Universidad de Bolonia, que se titula “Un
papa propenso a abrazar las raíces del populismo latinoamericano”. Allí se
encadena bajo una opinión profundamente negativa y despectiva, el catolicismo,
el populismo y la discusión civilizatoria en tanto la religión está en la base
de las civilizaciones y, por lo tanto, de cualquier proyecto político. Por
ello, una vez establecido el vínculo profundo que existe entre líderes
populistas, religiosidad latinoamericana, la apuesta de Francisco y la cuestión
civilizatoria, el autor observa: “En ese sentido, Francisco tiene enemigos:
para Jorge Bergoglio, eran "la racionalidad iluminista" y las clases
medias de América latina, enfermas de "mentalidad colonial", laicas,
consumistas. Y tiene preferencias: "Los movimientos populares de signo
nacional", vehículos de la cultura católica. ¿La política, la
Constitución, la democracia, el Estado de Derecho? Muy bien. Pero antes está la
"cultura", sobre la cual deben inspirarse las instituciones políticas
para conservar su legitimidad.” Y finalmente advierte: “¿Habrá entendido la
Iglesia el drama del populismo, el grado de destrucción institucional, de
descalabro económico, de división social e ideológica causados en nombre del
monopolio sobre "lo popular"? ¿O repetirá el error pensando que ha
sido un éxito?”.
14- Al no resolver dichos cuellos de botella se vuelven en
contra. De ahí la cuestión de que si no se profundiza se retrocede. De hecho,
como se viene observando no se dio la profundización esperada a partir del
triunfo del 2011 por el 54%. Algunas de las medidas centrales que se debatían
para profundizar el proyecto eran: A) ley de participación de los trabajadores
en las ganancias de las grandes empresas (que permite controlar inflación a
partir del conocimiento obrero de la estructura de costos y participar en las
decisiones de inversión); B) recuperar el control estatal del Banco Hipotecario
para el desarrollo de un programa de viviendas que complemente y amplíe el
PROCREAR; C) ley de servicios financieros (en sustitución de la Ley de Entidades
Financieras de la dictadura); D) estatización de YPF; E) ley de tierras, para
garantizar el acceso a la tierra a todo ciudadano del pueblo argentino; F) ley
de responsabilidad solidaria, para que las empresas principales sean
solidariamente responsables de las tercerizadas, respetándose los derechos de
los trabajadores y de esta forma evitar que las empresas utilicen la
tercerización como una forma más de precarización laboral; G) ley de educación
superior, para sustituir la ley neoliberal todavía vigente y única ley
educativa que no se sustituyó en estos años; H) profundizar la recuperación de
las industrias estratégicas de Estado y el plan industrial para la
independencia económica; I) profundizar la integración regional desde los
pueblos (Banco del SUR, Fondo del Sur, Moneda del Sur, Petro SUR, Industria
para la Defensa del Sur, potenciación de TeleSur, Universidad del Sur, etc.);
J) reforma tributaria para avanzar hacia un sistema progresivo; K)
nacionalización del comercio exterior. De los puntos mencionados, a los cuales
podríamos agregar algunos más, en pocos se avanzó.
Esta discusión se planteó a fines del 2011 bajo la forma
sintonía fina o profundización, juventud o alianza social y unidad estratégica,
Boudou o Recalde en la
vice-presidencia. La misma agudiza las contradicciones al
interior de la alianza social en función de gobierno, por un lado, y en el
esquema de poder, por otro. La profundización del proyecto nacional popular
latinoamericano colisiona con el Neo-desarrollismo, tanto en su fracción
neoconservadora como en su fracción nacional y “neokeynesiana” (aunque dentro
de este último sector hay matices y posiciones divididas). Sin embargo, al no
avanzar también estos últimos terminan perdiendo, reaccionando tardíamente ante
dicha situación.
Como observamos en el libro Crisis mundial y encrucijada
nacional-latinoamericana (2014): El freno al proceso de transformación se
vislumbra en el freno al programa de la “profundización”, a lo que se suman
medidas que intentan cubrir demandas de los otros componentes del esquema de
poder: ley antiterrorista (a pedido de Obama y el Bloque financiero Global),
intentos por regularizar la situación con los mercados financieros
internacionales, ley de ART a pedido de la UIA, acercamiento al empresariado
para apostar a la inversión y al desarrollo económico (Chevron, Monsanto, etc.,
más los grupos económicos locales). A su vez, se observa que en la puja
distributiva comienzan a retroceder los sectores asalariados y populares, en
contraposición al capital concentrado, donde se destacan ganancias
extraordinarias en algunas ramas como los bancos. Ello se impone por la propia
estructura de poder consolidada en la estructura económica existente. La
inflación, acicateada por el gran capital concentrado, actúa como mecanismo de
agudización de los enfrentamientos al interior de la articulación bajo la forma
de alianza social del bloque nacional popular. La restricción externa, por su
parte, por sus consecuencias debilita dicha articulación y genera una crisis con
el gobierno.
15- La división del frente nacional-popular y la agudización
de las contradicciones secundarias es algo muy visible y analizado ya hace
varios años (ver por ejemplo “Kirchnerismo, contradicción principal y
contradicciones secundarias”, marzo 2012). Esta es, sin dudas, otra de las
razones centrales de la dificultad para llevar adelante un programa
profundizador y de la derrota electoral de 2013 en la provincia de Buenos Aires
y las presidenciales de 2015. Si hay
algo que los adversarios de las fuerzas nacionales populares tomaron como
evidencia es que la unidad del bloque nacional popular era muy difícil de
derrotar. Para ello provocaron las divisiones. Con total “ingenuidad” y/o por
problemas de concepción estratégica las fuerzas del bloque nacional tomaron
dichos ejes de discusión para dirimir las tensiones internas, haciendo de
dichas tensiones antagonismos e introduciendo la lógica amigo-enemigo en el
propio campo nacional. Ello derivó inevitablemente en una profunda debilidad.
16- En varios sentidos comenzó a producirse una crisis de
representación en el movimiento nacional debido a varios problemas de
concepción: se pasó de la concepción movimientista y de frente nacional, a la
concepción de “orga”. Ello implica que en vez de propugnar una concepción que
busque sintetizar los distintos componentes del movimiento se impone una
organización que lo pretende representar sin sintetizarlo, en tanto la
conducción no brota del proceso de construcción popular. Además, se verticaliza
con extrema rigidez y se instrumentaliza el proceso de mando con lo pierde que
capacidad de conducción (persuasión). La lógica “arriba-abajo”, negando el ida
y vuelta dialéctico de la construcción, le hace perder sensibilidad y realidad
a la conducción. Por
otra parte cambia el sujeto de la transformación: de la “alianza social” con
centralidad en los trabajadores a la “juventud”, que ahora se esgrime como
sujeto y no como trasvasamiento generacional. Ello parcializa al sujeto que se
pretende construir y se lo desliga de los grupos sociales que se busca
articular-empoderar. Además, la “orga” ya no piensa en términos de frentes para
organizar el movimiento de las mayorías, sino que en vez de organizar mayorías
pretende incorporar elementos a la orga (para que crezca la orga), lo cual
además genera discursos endógenos y militancias superestructurales. Es por ello
que se dificulta bajo esta concepción el entendimiento de lo gremial y lo
particular, que no puede ser anulado en nombre de lo general y lo político sino
que debe ser articulado, ya que sino se pierde la capacidad de trabajar las
tensiones en términos creativos (García Linera), incorporar las demandas
particulares en la política general (construcción de hegemonía), trabajar los
frentes desde su especificidad.
La concepción de “orga”, por otro lado, compite con otras
“orgas” profundizando las divisiones en el movimiento nacional. Ello es
exacerbado cuando al ser una “orga” la que debe representar al resto más allá
de las relaciones de fuerzas de cada frente y de cada situación particular,
lleva adelante la lógica de que lo que no conduzco lo parto. Por último, para
nombrar otro de los problemas estratégicos a los que lleva esta concepción, la
“orga” exacerba la fuerza instrumental en la conducción (cargos, dinero, etc.)
por sobre el desarrollo de fuerza moral y material, lo que debilita
dramáticamente la construcción de poder popular. Estos son sólo algunos de los
problemas para la construcción popular que trae esta concepción y que debemos
debatir, y que no es atribuible meramente a una sola organización.
17- Después del balotaje quedan conformados tendencialmente
tres espacios políticos del frente nacional: el neodesarrollismo (con sus
matices más o menos conservadores) en coincidencia con cierto conservadurismo popular,
el progresismo, y el nacionalismo popular Latinoamericano (donde se incluyen
sectores de la izquierda nacional latinoamericanista). Por supuesto, vale
aclarar que en la realidad no hay una clara divisoria entre los tres, sino que
entre uno y otro el pasaje es gradual. Los tres espacios van a debatir la
conducción y el liderazgo del movimiento nacional, van a debatir los ejes de
trabajo y el “programa”, van a debatir el PJ-FPV como instrumento político
electoral, van a debatir la concepción de construcción. Lo central es que se de
un proceso de articulación y unidad contra el Bloque Financiero. En este
sentido es central el accionar del nacionalismo popular latinoamericano, del
peronismo, por su capacidad de realizar dicha re-articulación. Es central debatir
pero no hacer de las “contradicciones secundarias”, de lo que denominamos
tensiones al interior de las fuerzas nacionales-populares, “contradicciones
principales”, es decir antagonismos en términos de amigo-enemigo que
profundicen las divisiones. Ello va a ser estratégico para definir qué bloque
de fuerzas conducirá el estado al final de la presente transición.
18- Es necesario por último reafirmar la necesidad de pensar
en términos de rearticulación del movimiento nacional y oposición político estratégica
al Bloque Financiero. En tanto el gobierno del Estado es el resultado de una
relación de fuerzas, el gobierno a asumir el 10 deberá expresar esa relación de
fuerzas (que es de empate pero cambio en la iniciativa estratégica) o caerá en
una crisis política. Por ello no va a poder aplicar en términos puros el
programa de gobierno neoliberal, llegando según la circunstancias a distintos
compromisos inestables. En este sentido, no se trata de un momento de
resistencia en el sentido estricto de la palabra, es decir, cuando las fuerzas
nacionales populares se encuentran excluidas de la política, imposibilitadas de
dar las luchas instituyentes, enfrentadas en un plano social y gremial a un
bloque hegemónico.
Es fundamental debatir la concepción de la militancia y la
construcción popular, aprovechando la tremenda reacción que se dio en los
distintos sectores a partir del 25 de octubre. La rearticulación es posible si
se pasa de la fragmentación a la integración y de la integración al
protagonismo. La rearticulación para recuperar la iniciativa estratégica es
posible si se parte de los frentes que constituye el movimiento nacional
(movimiento obrero, movimiento social barrial, movimiento estudiantil,
movimiento de profesionales docentes, movimiento de trabajadores técnicos y
jerárquicos, movimiento campesino y de pueblos originarios, movimiento de
cooperativas, movimiento de pymes, movimiento de derechos humanos, movimiento
de género, etc.) La rearticulación es posible si el proyecto nacional popular
democrático y latinoamericano, con propuestas y programa, conduce los
instrumentos políticos electorales PJ-FPV entendiendo que su lucha central es
contra el Bloque Financiero.