miércoles, 14 de junio de 2017

9 de junio. Día de la Resistencia Peronista

Por Omar Dalponte

Han pasado sesenta y un años desde aquel 9 de junio de 1956 en que los generales Juan José Valle y Raúl Tanco se sublevaron  contra la dictadura fusiladora que había derrocado a Perón en septiembre de 1955, y de la feroz represión que produjo muchas víctimas en la trágica madrugada del diez de ese mes y en jornadas posteriores. La oligarquía, los sectores dominantes de la economía y de las altas finanzas asociados al imperialismo y políticos cipayos  locales, mediante el brazo armado militar de la antipatria decidieron seguir ahogando en sangre a las voces del peronismo. No les bastó haber colocado bombas un 15 de abril de 1953 en una concentración de la CGT y producir casi un centenar de heridos graves y varias muertes de trabajadores en Plaza de Mayo. No les alcanzó con bombardear esa misma plaza en horas del mediodía del 16 de junio de 1955 asesinando a más de trescientas personas, entre ellas a decenas de niños. Necesitaban derramar más sangre para poder sembrar impunemente el terror, la cizaña, matar las ideas  y hundir en  el hambre y la miseria a la mayoría de los argentinos.
Y entonces fusilaron, torturaron, amordazaron y llenaron las almas de nuestro pueblo de dolor, de angustia y de necesidades. Vaciaron de felicidad a los hogares de los trabajadores y los sepultaron en la pobreza. Arrebataron sueños, persiguieron y encarcelaron a todo aquel que                            
fuese peronista, destruyeron obras de valor incalculable, difamaron, ultrajaron y desaparecieron el cadáver de Eva, condenaron a Juan Perón a un largo exilio. Este cronista recuerda con total claridad aquella mañana gris del diez de julio de 1956 en un Lanús acongojado. Habían fusilado en la Unidad Regional de Lanús a nuestros compañeros lanusenses Norberto Ros,  Clemente Braulio Ros y Osvaldo Albedro junto al Tte. Coronel Albino Yrigoyen, al Capitán Jorge Costales y Dante Lugo. Emir Jofré sería asesinado días después en un calabozo de esa dependencia policial luego de soportar el calvario  de terribles torturas. En los basurales de León Suarez y en sucias catacumbas de la dictadura masacraron, aquella fatídica madrugada, a decenas de compañeros. “La fuerza es el derecho de las bestias” diría Juan Perón. Pero a pesar de semejante represión no pudieron someter al pueblo peronista. “A pesar de las bombas, los fusilamientos, los desaparecidos, no nos han vencido” cantan hoy nuestros queridos jóvenes a puro corazón. Los actos de terror y de muerte realizados por las dictaduras hallaron siempre valientes y dignas respuestas por parte del Peronismo. Se dieron sin solución de continuidad entre 1955 y 1973. También entre 1976 y 1983. Fue el Peronismo la expresión política que sufrió el mayor número de víctimas. Fue este Movimiento el que tuvo sus grandes héroes y miles de mártires, el que padeció el escarnio por obra y gracia de los cipayos y vendepatria de todo pelaje.
Los crímenes, las ofensas, las falacias y todo tipo de agresiones fueron inútiles. Sobreponiéndose a todo, fue el Peronismo quien siempre sacó a la Argentina del fondo del abismo. Lo hizo a partir de 1945. También en 1973. Y sin lugar a dudas luego de la crisis de 2001. El Peronismo renació siempre para construir en paz, con trabajo, con justicia social, con soberanía y sin olvidar jamás a sus queridos muertos. Han pasado los años y el Peronismo lanusense dió el presente para homenajear a sus caídos de la misma manera que en otros lugares de la Patria lo hicieron viejos y nuevos militantes. Sin llantos, porque muchas lágrimas se han dejado en el camino. Hemos sido testigos de que en este 9 de Junio de 2017, en muchos sitios de nuestra ciudad ese presente se dió con mucha fuerza y voluntad atendiendo a un nuevo llamado de la historia. La Patria convoca una vez más a todos los nacionales porque nuevamente se halla al borde de la tragedia.
Con otros métodos, con diferentes procedimientos menos sangrientos pero igual de dañinos, se procura someter a nuestra gente mediante la desocupación y una atroz penetración cultural que, en definitiva son maneras de torturar ferozmente el espíritu de los pueblos. Ante este nuevo desafío el Peronismo –una vez más por encima de los chisporroteos y enfrentamientos internos productos de todo proceso preelectoral- tendrá que disponerse a luchar por la liberación nacional y social de la Patria. Los que habitan en veredas opuestas pueden mentir y mofarse bailando ridículamente en el balcón de Perón, o poner un ejército mediático y judicial al servicio del engaño. Pero la voz del pueblo será siempre más potente, más fuerte. Si prevalecen las actitudes de grandeza la fuerza del Peronismo se impondrá siempre a la prepotencia y a las mentiras. Afortunadamente no son pocos los que entienden que la mejor forma de rendir homenaje a los mártires caídos en las luchas populares es cuidar al Movimiento Peronista, bregar por la unidad de los sectores nacionales, rodear fraternalmente a los referentes honestos y capaces, construir la herramienta democrática para reconquistar el poder y enderezar el rumbo de la Argentina. Los peronistas que observan las cosas con claridad no deben ver en Cristina Fernández y Florencio Randazzo a enemigos irreconciliables. Sin evitar los debates y las discusiones subidas de tono hay que superar enfrentamientos circunstanciales preservando la salud de los dispositivos sindicales y políticos como la CGT, la CTA y el Partido Justicialista. Pensando que primero está la Patria, después el Movimiento y por último las personas. No hay que olvidar que las elecciones pasan y que los problemas quedan.


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