Manuel ARES
Mi país es como mi casa, de pronto, se hizo viejo. Eric
Nepomuceno
En su Poética, Aristóteles sostiene que el mejor texto
trágico es el que contiene una anagnórisis (reconocimiento) seguida de una
peripecia (cambio abrupto de situación). David Ingvar, neurobiólogo de la
Universidad de Lund (Suecia), demostró que el cerebro humano está siempre
buscando darle sentido al futuro. El individuo elabora con anticipación, un
escenario de decisiones en los que combina una hipótesis contextual futura con
una opción de acción (V. Maldonado). Ambos temas son aplicables a la Argentina que
estamos transitando. La ideología de Cambiemos, arraigada en el legado
liberal-ortodoxo originado por la generación de 1880, representa para nosotros
una regresión social, política y económica, en la que el mito del “granero del
mundo” simboliza no sólo una metáfora del pasado sino -lo que es peor- nuestra
memoria futura. Porque hacia allí nos dirigimos, aceleradamente. Mito que,
lamentablemente, estructura la base del pensamiento político de una buena parte
de las propuestas ideológicas de la Argentina actual, aun la de los
autodenominados “progresistas”. De este modo se cumple, ante una sombría
disyunción social y política, el cuadro trágico aristotélico en tanto que
Cambiemos se reconoce en un modelo político que eclosionó hace ochenta años y
cuyo paradigma fue el Pacto Roca- Runciman (o “Estatuto Legal del Coloniaje”,
como lo denominaran los por entonces militantes de FORJA).Pacto que nos
encadenara de pies y manos a la avaricia del Reino Unido. Reconociéndose en él
y mudando abruptamente las políticas de estado, Cambiemos produce la peripecia
en función de un renovado sometimiento a los poderes fácticos nacionales y
mundiales. De igual modo, el hipotético escenario futuro planteado por Ingvar
que elaboró Cambiemos, se encuentra fincado no en el futuro sino en el pasado.
Así, nuestro país, que fue vanguardia en el reconocimiento e inclusión social
de las minorías, de los niños, jóvenes y ancianos; en la libertad y
multiplicidad de la palabra y, en la más amplia acepción de la expresión: los
derechos humanos; mi país, de pronto, envejeció. Parece estar desesperado por
rendirle tributo al Mercader de Venecia el que apetece un pedazo de nuestra
anatomía.