Por Leonardo Cajal
En el momento en que se llevó
a cabo la revolución del 17 de octubre de 1945 el movimiento nacional comenzó a
tomar forma en derredor a ciertos pilares nacionales para la construcción y la
consolidación de poder. Estos pilares
son conocidos como las organizaciones
libres del pueblo y se convirtieron en la base estructural con la que se erigió
el movimiento de liberación peronista que fueron en primer lugar movimiento
obrero nucleado en la CGT, las FFAA con amplia participación del ejército, la
clase industrial nacional en la CGE, la Iglesia Católica, el Partido
Justicialista y la rama femenina del PJ.
Es cierto que con el correr del tiempo estas
organizaciones han sufrido modificaciones, un poco por el desgaste producto de
las distintas acciones antipopulares y otro tanto por el devenir económico de
una Argentina rehén de los sectores
oligárquicos que parece no esmerilarse ante los procesos populares de los
últimos tiempos.
Dentro de las organizaciones libres del pueblo
encontramos algunas de conformación netamente militante, activista y popular
como pueden ser el Movimiento obrero
organizado, el PJ y su rama femenina, mientras que por otro lado
equilibrando la balanza del movimiento de liberación se encuentra la pata
institucionalizada del Estado, el ejército y la Iglesia católica.
Esta amalgama consistente crea un elemento
heterogéneo capaz de enfrentar los embates de los enemigos internos y los
externos, pero para que esto ocurra no debe haber fisuras que posibiliten una
fractura, no del movimiento, sino de la organización atomizada como parte de un
todo, civil o Estatal. Esto el
Imperialismo lo sabe y es por tal motivo que el proceso de liberación, cuyo
origen se remonta a tiempos de las invasiones inglesas, retomado en 1945 y
conducido por el General Juan Domingo Perón no ha podido consolidarse de forma
definitiva.
En los 10 primeros años de gobierno el
peronismo padeció esto último, la ruptura y la coerción de algunos de sus
elementos, la Iglesia y el Ejército.
En un primer momento la iglesia, el alto clero rompe la alianza con el
peronismo y se alinea con los sectores más reaccionarios, un sentimiento
que el bajo clero no acompañó, dado que el cura de sotana seguiría siendo
peronista, no por desobediencia sinó por comprensión popular. Un ultracatolicismo
de características similares al del viejo partido católico que condujo José
Manuel Estrada oponiéndose a las políticas progresistas y modernizadoras de
Julio Argentino Roca allá bien iniciada la década del ´80. Viejos resabios de
ese partido eclesiástico perduraban y aún perduran en la curia apostólica, en
donde confluyen, liberalismo, religión, logias masónicas y elementos
reaccionarios.
Sus orígenes se remontan a los hechos
inmediatamente posteriores a mayo, donde confrontan con un sector criollo y
americanista de la Iglesia y un sector realista. Este último acrecentó su
número durante la segunda década del S XIX, en momentos en que la Revolución
Francesa se diluía en el interior de Europa y con ella la restitución de la
monarquía en España sustentada por el Papado y la Santa Alianza, fue cuando una
multitud de curas absolutistas se embarcaron rumbo a América inundándola de
norte a sur.
La
segunda fractura la protagonizó el ejército, no la mayoría del ejército
sino un pequeño grupo que en su accionar se vio amplificado por una marina que
jamás se sintió argentina; cabe recordar la participación de la escuadra de
guerra en el levantamiento conducido por Bartolomé Mitre contra Celman en 1890,
también los hechos ocurridos en 1876
en momentos en que la sede de Rosario del Banco de Londres se vio
imposibilitada de imprimir billetes por decisión del gobernador, un buque de
guerra británico llamado “Beacon” se dispuso bombardear Rosario alentado por el
apoderado de la entidad financiera, diputado nacional y futuro presidente de la
Nación Manuel Quintana. Si bien este es un hecho donde el protagonismo de las
acciones corresponden a británicos el espíritu
inglés flota desde ese entonces en la marina de guerra nacional que se ve
representada en el luto de Nelson y no el proezas del Almirante Brown.
Por lo tanto el ejercito que se alza contra el
pueblo en 1955, tenía características heterogéneas, estaba conformado por una
parte católica nacionalista influenciada por la estrecha relación con la cúpula
de la iglesia católica y un grupo de oficiales entregados íntegramente a los
intereses antinacionales pro norteamericano que fue el que logró imponerse.
Ese
ejército grande, que Roca supo nacionalizar no pudo desprenderse por completo
del germen de la antipatria e inoculó en su interior representantes de los
intereses oligárquicos de arraigo pro británica en un primer momento y
estadounidense en las primeras décadas del S. XX, fue así que se da primer
golpe de Estado del S. XX, el 6 de
septiembre de 1930, 50 años tardó en reaparecer ese ejército de facción
ante el pedido desesperado de la oligarquía portuaria.
Esta misma alianza antipopular del ejército
fue producto de los resabios del viejo ejercito de mitrista, ese ejercito de
oficiales orientales tales como Rivas, Sandes, Arredondo y Flores cuyo enemigo
fue el propio pueblo, sus armas apuntaron a las montoneras, al criollo, al
último gaucho, fue el ejército degollador, de prácticas golpistas siempre en
épocas de políticas amplias y de alcance
a las provincias cuando dejaban de ser aquello exclusivo e inalcanzable en
provecho de Buenos Aires y su burguesía parasitaria.
El ejército
que se alza contra Perón en el ´55, el mismo que se alzó en 1874 contra
Avellaneda, y es vencido en los combates la Verde y Santa Rosa y que seis
años después intentaría frenar al federalización de Buenos Aires. Como dice
Arturo Jauretche en Ejercito y Política, “es el mismo ejercito de Rondeau
heredero de las incesantes camarillas militares porteñas”.
¿Y por qué el Ejército es una organización libre del pueblo importante
en el movimiento nacional de liberación?. Por el rol industrializador del Ejército
Argentino, que fue tomando forma a finales del siglo XIX con la intervención
directa en la economía nacional y su paso transformador como usina de
desarrollo industrial, recobrando el espíritu de su creación, popular,
antiimperialista, emancipador e industrial desde el origen con la chispa de la
siderúrgica a cargo de Fray Luis Beltrán en Cuyo, fabricando fusiles, cañones y
pólvora. Fue a principios de siglo XX que ese mismo ejercito recoge la posta
del desarrollo geoestratégico de la Patria. Enrique Mosconi por ejemplo a quien no solo le debemos el
autoabastecimiento y el desarrollo de la industria petrolera en Comodoro
Rivadavia durante los 8 años en que estuvo al frente de YPF en un momento en
que la Standard Oíl, la Royal Dutch–Shell (anglo holandesa) y la Anglo Persian
Oil Company controlaban el suministro de combustible, sino que también fue él
quien sentó las bases del desarrollo de la fabricación de aviones, tras su
regreso de Europa donde pudo apreciar
las ventajas del desarrollo de la aviación.
Este espíritu industrial no es un caso aislado
sino que es consecuencia de una política nacional ideada por Julio Argentino
Roca, no es casualidad que fue el mismo Roca a través de un decreto quien lo
reconoce a Enrique Mosconi como ingeniero militar y pasa a revistar en el arma
de Ingenieros.
Otro hijo de ese Ejército y continuador de
Mosconi fue el General Manuel Savio
que durante la década el 30 y 40 sentó las bases de la siderurgia nacional, Altos Hornos Zapla y
la sociedad mixta SOMISA entre otros logros. Más allá de que sus propósitos
principales estuvieron enfocados en el abastecimiento de material bélico a las
Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad; la visión industrial de Savio superó
las barreras de lo castrense proyectando el desarrollo geoestratégico de la
República Argentina y el rol fundamental para la consolidación de la soberanía
a través de la industria pesada en todas sus etapas, ubicación y formación,
desarrollo y consolidación.
Dos elementos fueron centrales
para darle proyección a las políticas industriales del General Manuel Savio, la
primera fue la fundación de la Escuela Técnica Superior, que funcionó desde su
creación el 6 de noviembre de 1930 en las instalaciones del Colegio Militar,
esto afirma la idea de que el desarrollo tecnológico-industrial debía tener
como piedra basal a las FF. AA y en segundo lugar la creación de Fabricaciones
Militares.
Es menester recordar la continuidad y la
profundización de estas políticas que a finales de gobierno de Farrel y por
iniciativa de Juan Domingo Perón se crea el Consejo de Posguerra, un organismo
de planificación para el desarrollo
industrial estratégico de acuerdo a las nuevas reglas de juego económico mundial
al finalizar la segunda guerra y el rol que debía ocupar la Argentina; preparando los resortes para poner en marcha
los planes quinquenales, la creación de un flota mercante, creación de la
Dirección General de Fabricaciones Militares que tuvo a cargo los siguientes
polos productivos:
• Centro Forestal Pirané
• Establecimiento Altos Hornos
Zapla
• Establecimiento Azufrero
Salta
• Fábrica Militar " Fray
Luis Beltrán"
• Fábrica Militar de Aceros
• Fábrica Militar de Ácido
Sulfúrico
• Fábrica Militar de Armas
Portátiles Domingo Matheu
• Fábrica Militar de Cartuchos
"San Francisco"
• Fábrica Militar de Material
de Comunicaciones y Equipos
• Fábrica Militar de
Materiales Pirotécnicos
• Fábrica Militar de Pólvora y
Explosivos Villa María
• Fábrica Militar de Tolueno
Sintético
• Fábrica Militar de Vainas y
Conductos Eléctricos " ECA"
• Fábrica Militar Río Tercero
Con la creación de la Comisión
Nacional de Energía Atómica en 1950 quedaron sentadas las bases para el
desarrollo de la Siderurgia, la Petroquímica y la Energía Atómica, todo bajo el
control del Estado y la participación activa del Ejército Argentino.
Pero los hechos de 1955 generaron un vuelco en las
políticas soberanas e industriales echando por tierra la estratégica y
fundamental comunión entre Ejército y clase trabajadora. Antes degollador,
ahora fusilador, el ejército convivió durante 20 años confrontaciones internas,
mientras se iban deshaciendo de los componentes nacionales, pero con un factor
condicionante en su accionar, un líder militar hacedor del proyecto exiliado y
activo generador de política aun desde la lejanía.
Más allá de los años de exilio, el líder era
militar y era único capaz de regenerar
los lazos derruidos en ese tiempo de ausencia.
Por supuesto que una vez muerto Perón se aceleró el proceso de separación del ejército con el
pueblo en un contexto de extrema sensibilidad del proceso de liberación
enfrentado por grupos de diestra y siniestra que impidieron su consolidación.
En este contexto el Ejército mitrista reaparece en el Golpe de Estado
del 24 de marzo de 1976 que destituye a María Estela Martínez de
Perón. No es casualidad que la junta
militar se autoproclamó como Proceso de Re-Organización Nacional, representó la
vuelta a aquel viejo proceso de organización nacional con que la historia
oficial hace referencia al inicio el genocidio de nuestras industrias
interiores, y la apertura de la aduana de los productos extranjeros, en el
siglo XIX fue Manchester y en el ´76 fue Taiwan.
Es el ejército de patria chica que atenta contra los propios intereses de la
Nación, realizando un doble genocidio que apunta a un único objetivo, la
desindustrialización de la Argentina. Una primera cara del genocidio sobre los
cuadros sindicales y trabajadores del sector industrial, un proceso de
aniquilamiento que comenzó tiempo antes del golpe con el asesinato de
secretarios gremiales, y una segunda cara del genocidio con el cierre de
empresas y estancamiento del aparato productivo, apertura de importaciones y la
consolidación de un modelo financiero especulativo. Es importante destacar que
el plan trienal del 3er gobierno de Perón intentaba encauzar el rumbo para sentar de manera definitiva las bases de
la industria pesada y la generación de energía para poder impulsarla, en
síntesis reactivar el viejo sueño de Mosconi y Savio.
Pero cuando el trabajo de la antipatria pareció haber
finalizado en la última dictadura cívico-militar, la gesta de Malvinas dejó a
la vista de todos los pueblos libres y para siempre la arista nacional que supo interpretar al
sujeto histórico de la Patria y a 35 años de la guerra del Atlántico Sur Malvinas constituye el último accionar
que conjuga FFAA y pueblo, ejercito y trabajadores.