“El juez Moro consagró la
ilegalidad como norma”
Desde Brasilia
La Conexión Curitiba, explica
el diputado Paulo Pimenta, es un submundo de fiscales y abogados oculto detrás
de la Operación Lava Jato en el que se montan sentencias contra “los
adversarios del juez Sergio Moro” o se archivan expedientes si los imputados
gozan de su indulgencia.
“Moro consagró la ilegalidad como norma: profiere condenas carentes de
pruebas y basadas en delaciones, como lo hizo contra el presidente Lula, y premia a los delatores aunque sean
probadamente corruptos”.
“Ya sabíamos que Moro se mueve
con lógica política pero ahora descubrimos que a su alrededor se armó un
esquema donde se negociarían decisiones judiciales”.
Paulo Pimenta realizó un
seguimiento cuidadoso de las sentencias del magistrado y cuenta con
informaciones explosivas sobre presuntas irregularidades.
“Habría una industria de
delaciones donde participaría gente próxima al magistrado, hay una acusación
contra su amigo Carlos Zucolotto que salpica a su esposa, Rosángela de Moro”,
asegura en esta entrevista el legislador del PT sobre cuyo escritorio se apilan
documentos.
“A partir de todo este
material se puede plantear que estamos ante un sistema casi mafioso. Moro y su
gente se comportan como si fueran abogados de comisaría. ¿Sabe qué es eso?.
Antiguamente en las comisarías de pueblo había un abogado de guardia y cuando
llegaba un preso se presentaba ofreciéndole sacarlo enseguida porque estaba
confabulado con el comisario y el juez. ¿Cómo se mueve en Curitiba?. El acusado
es encarcelado y le dicen que si no colabora se va a pudrir preso, mientras
tanto le recomiendan que contrate a un abogado confiable. A uno de los que
están en la misma red de los fiscales y el grupo de Moro. Una vez que el preso
acepta, este abogado redactará una
confesión junto con los fiscales diciendo lo que interesa políticamente a Moro.
Después, si el procesado fue dócil recibirá una pena suave.
Y cuidado con aquel abogado
que quiera meterse en ese negocio sin ser del grupo porque puede pasarla mal.
Hay un caso que nunca se esclareció sobre la abogada Catta Preta que estuvo al
frente de varias delaciones hasta que un día se presentó en público anunciando
que dejaba los procesos relacionados con Lava Jato y se iba del país porque
estaba amenazada. Nunca se supo bien quién la amenazó, lo concreto es que tuvo
que irse.
–¿Esto sería mala praxis profesional o mercado de confesiones?
– Esto es la punta del iceberg
de la Conexión Curitiba de la que todavía no sabemos todo. En esos acuerdos se
pactaría hasta el pago de dinero tanto para la reducción de penas como para la
reducción de multas por corrupción y lavado de dinero. No hablo de un caso
aislado, nuestras sospechas se refieren a decenas de expedientes. Esta mecánica
posiblemente se aplicó a los ejecutivos corruptos de Petrobras que después de
pasar unos meses presos al final firman las “delaciones pactadas” y quedan
libres.
O sea se premió a los
verdaderos responsables del esquema de corrupción en Petrobras, los que
recibieron sobornos por amañar contratos, gente con cuentas millonarias en el
exterior.
Esto mismo pasó con los
delatores de Odebrecht, más de setenta ejecutivos están libres después de firmar la delación,
el único que sigue preso es Marcelo Odebrecht, el ex presidente de la firma.
Algo parecido está sucediendo
con el ex ministro Antonio Palocci (funcionario de los gobiernos de Lula y
Dilma) que al ser encarcelado tenía un abogado defensor pero después lo cambió
por otro que aparentemente se amolda al esquema de Curitiba. Este nuevo abogado
hizo “entrar en razones” a Palocci, que cambió su declaración inicial y empezó
a atacar a Lula de palabra, porque no mostró pruebas.
–¿Trató estos temas con Lula?
–Sí, nos reunimos regularmente
aquí (oficina parlamentaria) o en San Pablo. También hablé del tema con sus
abogados que llevaron una denuncia contra Moro a la ONU por violación del
derecho de defensa y atropellos de sus garantías. Lava Jato fue instrumentado
para acabar con Lula contra quien no encontraron ninguna prueba, ninguna cuenta
en el exterior.
Es una batalla política
perdida por Moro dado que no podrá impedir que Lula sea candidato en 2018. Si
uno pone la lupa sobre las delaciones muchas están diseñadas para cargas las
tintas sobre Lula.
–Pero la “delación premiada” está en el Código Penal.
La delación premiada fue
concebida para que el confesor hable por voluntad propia, acá se le hace decir
lo que no quiere. Hay una utilización ilegal de esa herramienta. Y después de
arrancar confesiones falsas Moro las toma como fundamento de sus sentencias
contra sus enemigos políticos porque este un proceso típico de un Estado de
excepción. La propia ley de la delación indica que ésta no puede ser el sostén
de una condena, la delación es válida para abrir la investigación.
Todo el proceso está viciado,
no sólo las confesiones.
Vea lo que pasa con la prisión
preventiva que sólo se justifica contra un imputado que estando en libertad
amenace al proceso, acá se la usa para quebrar a los sospechosos. Acá la
presunción de inocencia fue dejada de lado, el fiscal Deltan Dallagnol, que es
el pitbull de Moro, dice que tiene “convicciones” contra Lula y lo acusa sin
pruebas, y después Moro le pide a Lula que aporte las pruebas de su inocencia.
El fiscal Dallagnol, con
estudios en Estados Unidos a donde Moro viaja muy a menudo, dice que la
justicia norteamericana tiene otras concepciones, y esas concepciones él las
plantea al formular sus denuncias en tribunales brasileños. O sea aplica unas
categorías que no están en la justicia brasileña.
–¿Qué hay de cierto sobre la relación de Moro con Estados Unidos?
–Es evidente que Moro tiene
una aproximación especial con Estados Unidos, que los norteamericanos tienen su
influencia en Lava Jato. Uno de los arrepentidos, el ex senador Delcidio de
Amaral, declaró que en una de sus comparecencias estaba presente alguien del
gobierno norteamericano. Otro arrepentido, el ex director de Petrobras Paulo
Roberto Costa, dijo algo parecido en una audiencia y Moro lo mandó a callar.
EL ARREPENTIDO
El abogado hispano-brasileño
Rodrigo Tacla Durán trabajó para Odebrecht y fue imputado en la causa Lava Jato
pero a diferencia de otros empleados de la constructora rechazó acogerse a los
beneficios de la delación premiada. Refugiado en España, Tacla Durán recibió a
los diputados Paulo Pimenta y Wadih Damous, ambos del PT, a los que les entregó
documentación y respondió preguntas que serán presentadas ante una Comisión
Investigadora del Congreso brasileño. Esa misma comisión anunció que lo
indagará por teleconferencia.
– ¿Tacla Durán tiene información consistente?
– Es alguien que tiene pruebas
de lo que denuncia. Nosotros, con el diputado Wadih, le hicimos una larga
entrevista grabada en la que nos contó cómo la gente de Lava Jato le propuso,
más bien lo presionó, para hacer una delación pactada, y nos mostró el intercambio
de comunicaciones que hubo con miembros del Ministerio Público.
Pero más allá de que todo lo
que diga sea cierto o no,lo llamativo es que Moro no le mande una requisitoria
para que sea indagado en España. Moro dice que no le interesa saber lo que dice
un reo, pero fue el mismo Moro el que organizó todo Lava Jato a partir de
confesiones de los reos.
Tacla Durán dio entrevistas a
los diarios Folha de San Pablo y El País de España, con afirmaciones serias que
no despertaron el interés de Moro, y ante esa omisión nosotros nos fuimos a
Madrid y lo entrevistamos.
–¿Después de tratarlo como definiría Tacla Durán?
Diría que Tacla Durán es un
auténtico hombre bomba que puede hacer volar Lava Jato. El demostró estar
decidido a contar todo si la Justicia brasileña se lo requiere. El no sólo dio
entrevistas a medios importantes sino que ya acordó colaborar con la Justicia
de España después de estar dos meses preso en la cárcel Soto del Real. También
acordó hablar con la justicia estadounidense. En la entrevista con nosotros
habló de la “olla de abogados de Curitiba” donde se cocinaría todo, nos habló
de la propuesta que recibió para arreglar su caso. Dijo que le pidieron unos 5
millones dólares para resolver su proceso. Nos dijo que esa propuesta vino del
abogado Carlos Zucolotto, que es hombre de confianza de Moro. Zucolotto
fue padrino del casamiento de Moro. Los
dos viajan de vacaciones juntos con sus esposas. Y la historia va más allá,
porque ¿sabe quién trabajaba en el estudio del doctor Zucolotto?, la mujer del
juez, Rosángela Moro.