Daniel Santoro, 25 de Diciembre. 2017
Faltan menos de 18 meses para el cierre
de listas con miras a las presidenciales del 2019, en los próximos meses deberemos
encontrar la forma de sacar al movimiento nacional del atolladero en el que se
encuentra, algunos acontecimientos de los últimos días (experiencias de unidad en
la acción) nos podrían servir de guía para encontrar el camino.
La
concreción de una amplia unidad entre el variado arco peronista y el kirchnerista sería la peor
noticia que puede recibir éste gobierno neoliberal, hacia allí debemos dirigir
todas nuestras acciones de aquí en más. Para que éste vasto y generoso acuerdo
tenga sentido y pueda realizarse deberemos deponer enconos, olvidar ofensas, abandonar
la nominación de traidores, acabar con el conteo de costillares sospechosos, e
incluso prepararnos para una copiosa ingesta de sapos. La búsqueda de ésta
unidad es urgente y prioritaria. Algunos ejemplos: ¿por qué no podrían
encontrarse, hablar y ponerse de acuerdo Axel Kicillof y Roberto Lavagna (ambos
ministros del kirchnerismo)?, o pactar una larga conversación entre Graciela
Camaño y Máximo Kirchner (si dicen más o menos las mismas cosas), ¿qué tan
grandes serían las diferencias entre Gabriela Cerruti y Daniel Arroyo? ¿Cuál es
la traba que impediría un acuerdo entre Randazzo y Felipe Solá? Esta coyuntura
histórica nos reclama deponer los narcicismos.
Sería
un tremendo error no lograr en los próximos meses articular un gran coloquio
del campo nacional en donde se salden todas las conversaciones que nos debemos
(o que no tuvimos a tiempo), pienso en varias jornadas de trabajo, discusiones
y acuerdos, con el objetivo de consensuar una plataforma en la que todos nos
sintamos representados (con la presencia horizontal de aquellos que tengan
genuinas ambiciones), que garantice la unidad programática en la que participen todos: gobernadores,
intendentes, los movimientos sociales, el PJ, unidad ciudadana, diversos
partidos de izquierda y progresismos, una gran convocatoria sindical (amplia y sin reproches), de no ser así estaríamos
garantizando el triunfo del macrismo y tal vez dentro de 12 o 16 años nuestras
nuevas generaciones militantes podrán salir de éste embrollo y dirigir una
mirada piadosa hacia atrás para ver como terminamos ahogados en el mar de
nuestras propias miserias y mezquindades.
No
nos midamos entre compañeros, reclamando heroicos actos de resistencia a
quienes no pueden realizarlos por diversas cuestiones de la coyuntura, siempre
es mejor que estén (aunque limitados), nadie debe quedar
afuera, todo sirve a efectos de consolidar esa masa crítica (sabemos que los
traidores siempre estarán en los lugares que generen expectativas de triunfo),
lidiar con esto es parte del desafío de la conducción. Todo sirve siempre que
vaya en el sentido de la unidad, tenemos que construir una real alternativa de
poder y eso se logra estando todos adentro.