Alberto Buela (*)
Su vida y sus influencias [1]
Franz
Clemens Brentano (1838-1917) es el filósofo alemán, de ancestros italianos de
la zona de Cuomo, que introduce la noción de intencionalidad en la filosofía
contemporánea. Noción que deriva del concepto escolástico de “cogitativa”
trabajado tanto por Tomás de Aquino como por Duns Escoto en la baja edad media.
Autores que, junto con Aristóteles, conocía Brentano casi a la perfección y que
leía fluidamente en sus lenguas originales latín y griego.
Se
lo considera tanto el precursor de la fenomenología (sus trabajos sobre la
intencionalidad de la conciencia) como
de las corrientes analíticas (sus trabajos sobre el lenguaje y los juicios), de
la psicología profunda (sus trabajos sobre psicología experimental) como de la axiología (sus trabajos sobre el
juicio de preferencia).
Nació y se crió
en el seno de una familia ilustre marcada por el romanticismo social. Durante
el siglo XIX su familia tiene un peso político cultural extraordinario en la
Alemania y Austria de su tiempo. Su tío el poeta Clemens Maria Brentano(1778-1842)
es quien entrevista a Santa Ana Catalina de Emmerich y sobre esas
conversaciones escribe el excepcional libro Vida
de la Santísima Virgen firmado por la Santa. Su tía Bettina Brentano (1785-1859),
casada Achim von Arnim, también poeta, se encontraban entre los más importantes
escritores del romanticismo alemán. Su tía abuela Sophie
von La Roche, una
escritora talentosa amiga de Goethe, Herder y los hermanos Jacobi, quienes
frecuentaban su salón literario. Su hermano, Lujo Brentano, fue un experto
en economía social, estudioso del sindicalismo, produciendo una “teoría del
salario”. Fue uno los pensadores sociales católicos destacados. De su madre
recibió una profunda fe y formación católicas. Estudió matemática, filosofía y
teología en las universidades de Múnich, Würzburg, Berlín, y Münster. Siguió
los cursos sobre Aristóteles de F. Trendelemburg Tras doctorarse con un estudio
sobre Aristóteles en 1862, Sobre los múltiples sentidos del ente en Aristóteles. Heidegger
reconoció que su lectura lo introdujo en la filosofía y lo marcó para siempre.
Se ordenó sacerdote católico de la orden dominica en 1864. Dos años más tarde
presentó en la Universidad
de Würzburg, al norte de Baviera, su escrito de habilitación como catedrático, La psicología de Aristóteles, en especial su
doctrina acerca del “nous poietikos”. En los años siguientes dedicó su
atención a otras corrientes de filosofía, e iba creciendo su preocupación por
la situación de la filosofía de aquella época en Alemania: un escenario en el
que se contraponían el empirismo positivista y el neokantismo. En ese periodo
estudió con profundidad a John Stuart Mill y publicó un libro sobre Auguste
Comte y la filosofía positiva. La Universidad de Würzburg le nombró profesor
extraordinario en 1872.
Sin embargo, en su interior se iban planteando
problemas de otro género. Se cuestionaba algunos dogmas de la Iglesia católica. Y
después de que el Concilio Vaticano I de 1870 proclamara el dogma de la
infalibilidad papal, Brentano decidió en 1873 abandonar su sacerdocio. Sin
embargo, para no perjudicar más a los católicos alemanes —ya de suyo hostigados
hasta llegar a huir en masa al Volga
ruso por la “Kulturkampf” de Bismarck [2]—
renunció voluntariamente a su puesto de Würzburg, pero al mismo tiempo, se negó
a unirse a los cismáticos “viejos católicos”. Pero sin embargo este alejamiento
existencial de la Iglesia
no supuso un alejamiento del pensamiento profundo de la Iglesia pues en varios de
sus trabajos y en forma reiterada afirmó siempre que: «Hay una ciencia que nos instruye acerca del fundamento primero y último
de todas las cosas, en tanto que nos lo permite reconocer en la divinidad. De
muchas maneras, el mundo entero resulta iluminado y ensanchado a la mirada por
esta verdad, y recibimos a través de ella las revelaciones más esenciales sobre
nuestra propia esencia y destino. Por eso, este saber es en sí mismo, sobre
todos los demás, valioso. (…) Llamamos a esta ciencia Sabiduría, Filosofía primera, Teología» (Cfr.: Religion und Philosophie, pp.72-73.
citado por Sánchez-Migallón).
Se desempeñó luego como profesor en Viena
durante veinte años (entre 1874 y 1894), con algunas interrupciones. Franz Brentano
fue amigo de los espíritus más finos de la Viena de esos años, entre ellos Theodor Meynert,
Josef Breuer, Theodor Gomperz (1832-1912). En 1880 se casó con Ida von Lieben,
la hermana de Anna von Lieben, la futura paciente de Sigmund Freud. Indiferente
a la comida y la vestimenta, jugaba al ajedrez con una pasión devoradora, y
ponía de manifiesto un talento inaudito para los juegos de palabras más
refinados, En 1879, con el seudónimo de Aenigmatis, publicó una compilación de
adivinanzas que suscitó entusiasmo en los salones vieneses y dio lugar a
numerosas imitaciones. Esto lo cuenta Freud en un libro suyo El chiste.
En
la Universidad
de Viena tuvo como alumnos a Sigmund
Freud, Carl Stumpf y Edmund
Husserl, Christian von Ehrenfels, introductor del término Gestalt
(totalidad), y, discrepa y rechaza la idea del inconsciente descrita y
utilizada por Freud. Fue un profesor carismático, Brentano ejerció una fuerte
influencia en la obra de Edmund Husserl, Alois Meinong (1853-1921), fundador de
la teoría del objeto, Thomas Masaryk (1859-1937) KasimirTwardowski, de
la escuela polaca de lógica y Marty Antón, entre otros, y por lo tanto juega un
papel central en el desarrollo filosófico de la Europa central en
principios del siglo XX. En 1873, el joven Sigmund
Freud, estudiante en la Universidad
de Viena, obtuvo su doctorado en filosofía bajo la dirección de Brentano.
El impulso de
Brentano a la psicología cognitiva es consecuencia de su realismo. Su
concepción de describir la conciencia en lugar de analizarla, dividiéndola en
partes, como se hacía en su época, dio lugar a la fenomenología, que
continuarían desarrollando Edmund Husserl (1859-1938), Max Scheler (1874-1928),
Martín Heidegger (1889-1976), Maurice Merleau-Ponty (1908-1961), además de
influenciar sobre el existencialismo de Jean-Paul Sartre (1905-1980) con su
negación del inconsciente.
En 1895,
después de la muerte de su esposa, dejó Austria decepcionado, en esta ocasión,
publicó una serie de tres artículos en el periódico vienés Die Neue Freie Presse : Mis últimos votos por Austria, en la que
destaca su posición filosófica, así como su enfoque de la psicología, pero
también criticó duramente la situación
jurídica de los antiguos sacerdotes en Austria. In
1896 he settled down in Florence where he got married to Emilie Ruprecht in
1897. En 1896 se instaló en Florencia, donde, en 1897, se casó con
Emilie Ruprecht. Vivió en Florencia casi ciego y, a
causa de la primera guerra mundial, cuando Italia entra en guerra contra
Alemania, se traslada a Zurich, donde muere en 1917.
Los
trabajos que publicaron sus discípulos han sido los siguientes según el orden
de su aparición: La doctrina de Jesús y
su significación permanente; Psicología como ciencia empírica, Vol. III;
Ensayos sobre el conocimiento, Sobre la existencia de Dios; Verdad y evidencia;
Doctrina de las categorías, Fundamentación y construcción de la ética; Religión
y filosofía, Doctrina del juicio correcto; Elementos de estética; Historia de
la filosofía griega; La recusación de lo irreal; Investigaciones filosóficas
acerca del espacio, del tiempo y el continuo; La doctrina de Aristóteles acerca
del origen del espíritu humano; Historia de la filosofía medieval en el
Occidente cristiano; Psicología descriptiva; Historia de la filosofía moderna,
Sobre Aristóteles; Sobre “Conocimiento y error” de Ernst March.
Lineamientos de su pensamiento
Todo el mundo
sabe, al menos el de la filosofía, que no se puede realizar tal actividad sino
es en diálogo con algún clásico. Es que los clásicos son tales porque tienen
respuestas para el presente. Hay que
tomar un maestro y a partir de él comenzar a filosofar. Brentano lo tuvo a
Aristóteles, el que le había enseñado Federico Trendelenburg (1802-1872), el
gran estudioso del Estagirita en la primera mitad de siglo XIX.[3]
En
su tesis doctoral, Sobre los múltiples
significados del ente según Aristóteles, que tanto
influenciara en Heidegger, distingue cuatro sentidos de “ente” en el
Estagirita: el ente como ens
per accidens o lo fortuito; el ente en el sentido de lo verdadero,
con su correlato, lo no-ente en el sentido de lo falso; el ente en potencia y
el ente en acto; y el ente que se distribuye según la sustancia y las figuras
de las categorías. De esos cuatro significados, el veritativo abrirá en
Brentano el estudio de la intencionalidad. Pero al que dedica con diferencia
mayor extensión es al cuarto, el estudio de la sustancia y su modificación,
esto es, a las diversas categorías. Esto se debe, en parte, a las discusiones
de su tiempo en torno a la metafísica aristotélica. En ellas toma postura defendiendo principalmente dos tesis: primera,
que entre los diferentes sentidos categoriales del ente se da una unidad de
analogía, y que ésta significa unidad de referencia a un término común, la
sustancia segunda, que precisamente esa unidad de referencia posibilita en el
griego deducir las categorías según un principio.[4]
Investigó las
cuestiones metafísicas mediante un análisis lógico-lingüístico, con lo que se
distinguió tanto de los empiristas ingleses como del kantismo académico.
Ejerciendo una gran influencia sobre algunos miembros del Círculo de Viena.
En 1874 publica su principal obra Psicología como ciencia empírica, de la que
editará tres volúmenes, donde realiza su principal aporte a la historia de la
filosofía, su concepto de intencionalidad de la conciencia que tendrá capital
importancia para el desarrollo posterior de la fenomenología a través de
Husserl y de Scheler.
Sólo
lo psíquico es intencional, esto es, pone en relación la conciencia con un
objeto. Esta llamada «tesis de Brentano», que hace de la intencionalidad la
característica de lo psíquico, permite entender de un modo positivo, a
diferencia de lo que no lograba la psicología de aquella época, los fenómenos
de conciencia que Brentano distingue entre representaciones, juicios teóricos y
juicios prácticos o emotivos
(sentimientos y voliciones).
Todo fenómeno de conciencia es o una representación de algo, que no forzosamente ha de ser un objeto exterior, o un juicio acerca de algo. Los juicios o son teóricos, y se refieren a la verdad y falsedad de las representaciones (juicios propiamente dichos), y su criterio es la evidencia y de ellos trata la epistemología y la lógica; o son prácticos, y se refieren a la bondad o a la maldad, la corrección o incorrección, al amor y al odio (fenómenos emotivos), y su criterio es la «preferencia», la valoración, o «lo mejor», y de ellos trata la ética. Al estudio de la intencionalidad de la conciencia lo llama psicología descriptiva o fenomenología.
Todo fenómeno de conciencia es o una representación de algo, que no forzosamente ha de ser un objeto exterior, o un juicio acerca de algo. Los juicios o son teóricos, y se refieren a la verdad y falsedad de las representaciones (juicios propiamente dichos), y su criterio es la evidencia y de ellos trata la epistemología y la lógica; o son prácticos, y se refieren a la bondad o a la maldad, la corrección o incorrección, al amor y al odio (fenómenos emotivos), y su criterio es la «preferencia», la valoración, o «lo mejor», y de ellos trata la ética. Al estudio de la intencionalidad de la conciencia lo llama psicología descriptiva o fenomenología.
En
1889 dicta su conferencia en Sociedad Jurídica de Viena “De la sanción natural de lo justo y lo moral” que aparece publicada
luego con notas que duplican su extensión bajo el título de: El origen del conocimiento moral”, trabajo
que publicado en castellano en 1927, del que dice Ortega y Gasset, director de
la revista de Occidente que lo publica, “Este
tratadito, de la más auténtica filosofía, constituye una de las joyas
filosóficas que, como “El discurso del método” o la “Monadología”… Puede
decirse que es la base donde se asienta la ética moderna de los valores”.
Comienza
preguntándose por la sanción natural de lo justo y lo moral. Y hace
corresponder lo bueno con lo verdadero y a la ética con la lógica. Así, lo
verdadero se admite como verdadero en un juicio, mientras que lo bueno en un
acto de amor. El criterio exclusivo de la verdad del juicio es cuando, éste, se
presenta como evidente. Pero, paradójicamente, lo evidente, va a sostener
siguiendo a Descartes, es el conocimiento sin juicio.
Lo
bueno es el objeto y mi referencia puede ser errónea, de modo que mi actitud
ante las cosas recibe la sanción de las cosas y no de mí. Lo bueno es algo
intrínseco a los objetos amados.
Que
yo tenga amor u odio a una cosa no prueba sin más que sea buena o mala. Es
necesario que ese amor u odio sean justos. El amor puede ser justo o injusto,
adecuado o inadecuado. La actitud adecuada ante una cosa buena es amarla y ante
una cosa mala, el odiarla. “Decimos que
algo es bueno cuando el modo de referencia que consiste en amarlo es el justo.
Lo que sea amable con amor justo, lo digno de ser amado,
es lo bueno en el más amplio sentido de la palabra»”.
La ética
encuentra su fundamento, según Brentano, en los actos fundados de amor y odio.
Y actos fundados quiere decir, que el objeto de ser amado u odiado es digno de ser amado u odiado. El
“ajuste” entre el acto de amor u odio al objeto mismo en ética, es análogo,
según Brentano, a la “adecuación” que se da en el juicio verdadero entre
predicado y objeto.
La diferencia
que existe entre uno y otro juicio (el predicamental y el práctico) es que en
el práctico puede darse un antítesis (amar un objeto y , pasado el tiempo,
odiarlo) mientras que en el lógico o de
representación, no.
Dos
meses después el 27 de marzo de 1889
dicta su conferencia Sobre el concepto de
verdad, ahora en la
Sociedad filosófica de Viena. Esta conferencia es
fundamental por varios motivos: a) muestra el carácter polémico de Brentano,
tanto con el historiador de la filosofía Windelbang (1848-1915) por tergiversar
a Kant, como a Kant, “cuya filosofía es un error, que ha
conducido a errores mayores y, finalmente, a un caos filosófico completo” (cómo
no lo van a silenciar luego, en las universidades alemanas, al viejo
Francisco). b) Nos da su opinión sin tapujos sobre Aristóteles diciendo: “Es el espíritu científico más poderoso que
jamás haya tenido influencia sobre los destinos de la humanidad”. Y en este
punto polemizó con el historiador Zeller (1814-1908) c) Muestra y demuestra que el concepto de verdad en Aristóteles
“adecuación del intelecto y la cosa” ha sido adoptado tanto por Descartes como
por Kant hasta llegar a él mismo. Pero que dicho concepto encierra un grave
error y allí él va a proponer su teoría del juicio.
Diferencia
entre juicios negativos y juicios afirmativos. Así en los juicios negativos
como: “no hay dragones”, no hay concordancia entre mi juicio y la cosa porque
la cosa no existe. Mientras que sólo en los juicios afirmativos, cuando hay
concordancia son verdaderos.
“el ámbito en que es adecuado el juicio
afirmativo es el de la existencia y el del juicio negativo, el de lo no
existente”. Por lo tanto “un juicio
es verdadero cuando afirma de algo que es, que es; y de algo que no es, niega
que sea”.
En
los juicios negativos la representación no tiene contenido real, mientras que
la verdad de los juicios está condicionada por el existir o ser del la cosa (Sein des Dinges). Así, el ser de la
cosa, la existencia es la que funda la verdad del juicio. El “ser del árbol” es
lo que hace verdadero al juicio: “el árbol es”.
Y
así lo afirma una y otra vez: “un juicio
es verdadero cuando juzga apropiadamente un objeto, por consiguiente, cuando si
es, se dice que es; y si no es, se dice que no es”.(in fine).
Y
desengañado termina afirmando que: “Han
transcurrido dos mil años desde que Aristóteles investigó los múltiples
sentidos del ente, y es triste, pero cierto, que la mayoría no hayan sabido
extraer ningún fruto de sus investigaciones”.
Su
propuesta es, entonces, discriminar claramente en el juicio “el ser de la cosa”
que equivalente a ”la existencia”, de “la cosa” también denominada por Brentano
”lo real”. Existir o existencia, y ser
real o realidad es la dupla de pares que expresan el “ser verdadero” y el “ser
sustancial” respectivamente, que él se ocupó de estudiar en su primer trabajo
sobre el ente en Aristóteles.
Conviene
repetirlo, existir, existencia y ser verdadero vienen a expresar lo mismo: la
mostración del ente al pensar. Y la cosa, lo real, el ser sustancial expresan
lo mismo: el ente en sí mismo. Vemos como Brentano, liquida definitivamente “la
cosa en sí” kantiana.
Aun
cuando claramente Brentano muestra como “el
objeto no tiene un existencia en la realidad independiente, o más allá del
sujeto, sino que existe en tanto que hay un acto psíquico”, y este es el
gran aporte a la psicología de Brentano.
Metafísicamente,
todo lo que es, es. Y se nos dice también en el sentido de lo verdadero. En una
palabra el ser de la cosa se convierte con la verdadero, sin buscarlo Brentano
retorna al viejo ens et verum
convertuntur de la teoría de los transcendentales del ente.
Y
así da sus dos últimos y más profundos consejos: “Por último, no estaremos
tentados nunca de confundir, como ha ocurrido cada vez más, el concepto de lo
real y el de lo existente”. Y “podríamos
extraer de nuestra investigación otra lección y grabarla en nuestras mentes
para siempre…el medio definitivo y eficaz (para realizar un juicio verdadero)
consiste siempre en una referencia a la intuición de lo individual de la que se
derivan todos nuestros criterios generales”.
No
podemos no recordar acá, por la coincidencia de los conceptos y consejos,
aquella que nos dejara el primer metafísico argentino, Nimio de Anquín (1896-1979),: “Ir
siembre a la búsqueda del ser singular en su discontinuidad fantasmagórica. Ir
al encuentro con las cosas en su
individuación y potencial
universalidad”.[5]
Franz
Brentano es el verdadero fundador de la metafísica realista contemporánea que
luego continuarán, con sus respectivas variantes, Husserl, Scheler, Hartmann y Heidegger.
En
el mismo siglo XIX, a propósito de la encíclica Aeterni Patris de 1879 se dará el florecimiento del tomismo,
sostenedor también, pero de otro modo, de una metafísica realista[6].
Siempre
nos ha llamado la atención que los
mejores filósofos españoles del siglo XX se hayan prestado a ser traductores de
los libros de Brentano: José Gáos de su Psicología,
Manuel García Morente de su Origen
del conocimiento moral, Xavier Zubiri de El provenir de la filosofía, Antonio Millán Puelles de Sobre la existencia de Dios. Y siempre
nos ha llamado la atención que no se enseñara Brentano en la universidad.
El problema de Brentano es que ha sido
“filosóficamente incorrecto”, pues realizó una crítica feroz y terminante a
Kant y los kantianos y eso la universidad alemana no se lo perdonó. Realizó una
crítica furibunda a la escuela escolástica católica y eso no se le perdonó.
Incluso se levantaron invectivas denunciándolo, que al criticar el concepto de
analogía del ser, adoptó él, el de equivocidad. Un siglo después, el erudito
sobre Aristóteles, Pierre Aubenque, vino a negar en un libro memorable y
reconocido universalmente, Le problème de
l´être chez Aristote (1962) la presencia en los textos del Estagirita del
concepto de analogía.(si detrás de esto no está la sombra del viejo Francisco,
que no valga).
Polemizó con Zeller, con Dilthey, con
Herbart, con Sigwart. Criticó, como ya dijimos, a Kant, Descartes, Hume, Hegel,
Aristóteles, y a Überweg. No dejó títere con cabeza. Sólo le faltó pelearse con
Goethe. Fue criticado por Freud, que se portó con él, como el zorro en el monte,
que con la cola borra las huellas por donde anda. Husserl no solo tomó y
usufructuó el concepto de intencionalidad sino también el de “retención” que es
copia exacta de concepto brentaniano de “asociación original”, pero eso quedó bien
silenciado.
Filosóficamente, esta
oposición por igual al idealismo kantiano y a la escolástica de su tiempo le
valió el silencio de los manuales y la marginalización de su obra de las
universidades. Quien quiera comprender en profundidad y conocer las líneas de
tensión que corren debajo de las ideas de la filosofía del siglo XX, tiene que
leer, forzosamente a Brentano, sino se quedará como la mayoría de los
profesores de filosofía, en Babia.
El es el testigo
irrenunciable de la ligazón profunda que existe en el desarrollo de la
metafísica que va desde Aristóteles, pasa por Tomás de Aquino y Duns Escoto,
sigue con él y termina en Heidegger. No al ñudo, el filósofo de Friburgo,
realizó su tesis doctoral sobre La
doctrina de las categorías y del significado pensando que era de Duns
Escoto, cuando después se comprobó que el texto de la Gramática especulativa sobre el que trabajó, pertenecía a Thomas de Erfurt
(fl.1325).
La invitación está hecha,
seguro que algún buen profesor o algún inquieto investigador recoge el guante.
Nota: Bibliografía de F. Brentano en castellano
Psicología
(desde el punto de vista empírico), Revista de
Occidente, Madrid, 1927
Sobre
la existencia de Dios, Rialp, Madrid
1979.
Sobre
el concepto de verdad, Ed. Complutense, Madrid, 1998
El
origen del conocimiento moral, Revista de Occidente,
Madrid 1927. (Tecnos, Madrid 2002).
Breve
esbozo de una teoría general del conocimiento, Ed. Encuentro, Madrid
2001.
El
porvenir de la filosofía, Revista de
Occidente, Madrid 1936
Aristóteles
y su cosmovisión, Labor, Barcelona 1951.
Sobre los múltiples significados del ente según
Aristóteles, Ed. Encuentro, Madrid 2007
Razones del desaliento en filosofía, Ed.
Encuentro, Madrid, 2010
Existen además, en castellano, trabajos
de consulta valiosos sobre su filosofía como los debidos a los profesores Mario
Ariel González Porta y Sergio
Sánchez-Migallón Granados.
(*)
arkegueta, aprendiz constante, mejor que
filósofo
[1] Estos datos que pasamos nosotros y muchos más, se pueden encontrar en
los buscadores de Internet, no así en los manuales al uso de la historia de la
filosofía contemporánea, que, en general, escamotean la figura y los aportes de
Brentano. O peor aún, lo limitan al lugar común de inventor de la
intencionalidad de la conciencia.
[2] La persecución que sufrieron los católicos alemanes bajo el gobierno
de Bismarck (1871-1890) ha sido terrible. Más de un millón de ellos huyeron a
Rusia donde los recibió el Zar con un convenio de estadía por cien años. Pasado
el siglo muchos de esos “alemanes del Volga” vinieron a radicarse en la Argentina en la zona de
Coronel Suárez, al sur oeste de la provincia de Buenos Aires. Duró tanto el
hostigamiento a los católicos de parte de la Kulturkampf , que cuenta
Heidegger (1889-1976), que su padre era el sacristán de la iglesia de San
Martín de su pueblo natal, y que los
protestantes se la devolvieron, recién, un año antes de que él naciera.
[3] Grosso modo, los estudios
contemporáneos sobre Aristóteles comienzan
en Alemania con Federico Schleiremacher
(1748-1834) y sus trabajos sobre la hermenéutica, sigue con su discípulo
Federico Trendelenburg (1802-1872) y sus trabajos sobre la lógica. Continua
luego su discípulo Franz Brentano y sus trabajos sobre la metafísica y culminan
con Werner Jaeger (1888-1961) y su Aristóteles
(1923). Tan fuerte es esta tradición que el mayor erudito sobre la
metafísica del Estagirita, el francés Pierre Aubenque(1929), retrasó la
publicación de su famoso Le problème de
l´être chez Aristote hasta 1962, para conmemorar los cien años del libro de
Brentano Sobre el múltiple significado del ente en Aristóteles.
[4] 80 años después, en 1942
publicó Nimio de Anquín en Argentina un trabajo definitivo sobre el tema Las dos concepciones del ente en Aristóteles, Ortodoxia Nº 1, pp.38-69, Buenos
Aires, 1942, del que se han privado de leer hasta ahora los europeos. 40 años
después, en 1982 con motivo de mi tesis doctoral en la Sorbona bajo la dirección
de Pierre Aubenque, ví como éste gran erudito se arrastraba sobre las tintas
del libro Z de la
Metafísica de
Aristóteles, sin poder llegar a la suela de los zapatos de de Anquín.
Una vez Eugenio Pucciarelli en 25 de mayo, donde estaba la sede de filosofía, nos dijo: de
Anquín conoce Aristóteles como los mejores.
[5] Anquín, Nimo de: Ente y ser, Gredos, Madrid, 1962
[6] En el siglo XX se destacaron tres generaciones de estudiosos y algunos
filósofos: a)
Garrigou-Lagrange, A. Forest, Mandonet, Manser, M. Grabmann b) J. Owens, E.Gilson,
L.B.Geiger, J. Maritain , C. Fabro, J. Pieper, O. Derisi. S. Ramirez c) M.
Beuchot, Günther Pöltner, Cornelia Vogel, C. Cardona.