Por
Thierry Meyssan
La
guerra contra el Medio Oriente ampliado debería terminarse con la retirada de
las fuerzas estadounidenses en los 6 próximos meses. Pero nada demuestra que la
paz volverá a instalarse en cada uno de los países agredidos. Hoy estamos
viendo lo que parece ser un intento de acabar con el derecho internacional.
¿Consolidará esto una división del mundo en dos bandos o será el inicio de un
conflicto generalizado?
¿Están
tratando las potencias occidentales de acabar con las obligaciones implícitas
en el Derecho Internacional? Esa es la pregunta que planteó el ministro ruso de
Exteriores, Serguei Lavrov, en la Conferencia de Moscú sobre la Seguridad
Internacional [1].
Durante
los últimos años, Washington ha
promovido el concepto de «unilateralismo». El Derecho Internacional y las
Naciones Unidas deberían ceder el paso a la fuerza de Estados Unidos.
Esta
concepción de la vida política proviene de la historia misma de Estados Unidos:
los colonos que llegaban a América pretendían vivir allí a su antojo y hacer
fortuna. Cada comunidad elaboraba sus propias leyes y rechazaba la intervención
del gobierno central en sus asuntos locales. El presidente y el Congreso
federal se encargan de la Defensa y de las Relaciones Exteriores, pero –al
igual que los ciudadanos– no aceptan una autoridad superior a la suya.
El
presidente estadounidense Bill Clinton
atacó Yugoslavia violando alegremente el Derecho Internacional. George Bush
hijo hizo lo mismo contra Irak y Barack Obama también lo hizo al agredir
sucesivamente Libia y Siria. Donald Trump, por su parte, nunca ha escondido
su desconfianza hacia las reglas supranacionales.
En
alusión a la doctrina Cebrowski-Barnett [2], Serguei Lavrov declaró:
«Tenemos
claramente la impresión de que los estadounidenses tratan de mantener un estado
de caos controlado en ese inmenso espacio geopolítico [el Medio Oriente], con
la esperanza de utilizarlo para justificar la presencia militar de Estados
Unidos en esa región sin límite de tiempo para promover su propia agenda.»
El
Reino Unido es otro país que se ha
tomado libertades en materia de Derecho. El mes pasado, Londres acusó a Moscú,
sin presentar la menor prueba, en el «caso Skripal» y trató de reunir una
mayoría en el Asamblea General de la ONU para excluir a Rusia del Consejo de
Seguridad. Por supuesto, para los anglosajones resultaría mucho más fácil
reescribir unilateralmente el Derecho sin tener que tomar en cuenta las
opiniones de quienes se atreven a enfrentárseles.
En
Moscú no creen que Londres haya sido
capaz de emprender esa iniciativa y consideran que sigue siendo Washington quien
dirige la orquesta.
La
«globalización», o sea la «mundialización de los valores anglosajones», ha
creado entre los Estados una sociedad clasista. Pero no hay que confundir este
nuevo problema con la existencia del derecho de veto. Es verdad que la ONU,
aunque proclama la igualdad entre los Estados –independientemente de su
extensión geográfica–, reconoce en el Consejo de Seguridad 5 miembros
permanentes con derecho de veto. La existencia de ese directorio, conformado
por los principales vencedores de la Segunda Guerra Mundial, es necesaria para
que esos mismos Estados acepten el principio mismo de un Derecho supranacional.
Pero cuando ese directorio no logra pronunciarse sobre la manera de aplicar ese
Derecho, la Asamblea General puede hacerlo en su lugar… al menos teóricamente
ya que los Estados pequeños que se atreven a votar contra una potencia saben
que van a ser objeto de represalias.
La «mundialización de
los valores anglosajones» deja de lado el honor y valoriza la ganancia, de manera que lo único que determina
hoy el peso de las proposiciones de un Estado es su nivel de desarrollo
económico. Pero 3 Estados han logrado en los últimos años hacer oír sus voces
gracias al contenido de sus proposiciones y no en función de sus economías.
Esos 3 Estados son el Irán de Mahmud
Ahmadineyad (actualmente bajo detención domiciliaria en su propio país), la Venezuela de Hugo Chávez y la Santa Sede.
La
confusión engendrada por los valores anglosajones ha conducido a financiar
organizaciones intergubernamentales con dinero privado. Como una cosa lleva a
la otra, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), por ejemplo,
los Estados han ido abandonando poco a poco su poder de proposición… en
beneficio de los operadores privados de telecomunicaciones, reunidos en un
Comité «de consulta».
La
«comunicación», nueva manera de llamar
lo que antes se denominaba «propaganda», se impone en el campo de las
relaciones internacionales. Desde el secretario de Estado estadounidense
agitando ante el Consejo de Seguridad de la ONU una probeta con falso ántrax
hasta el ministro británico de Exteriores mintiendo sobre el origen del
novichok de Salisbury, la mentira ha sustituido al respeto, dejando espacio a
la desconfianza.
En
los primeros años de su creación, la ONU trataba de prohibir la «propaganda de guerra»
pero hoy en día son precisamente varios miembros permanentes del Consejo de
Seguridad quienes se dedican a ese tipo de propaganda.
Lo
peor ha sido lo sucedido en 2012, cuando
Washington logró imponer a uno de sus peores halcones, Jeffrey Feltman, como
número 2 de la ONU [3]. Desde aquel momento, las guerras se organizan en
Nueva York, precisamente en la sede de la institución que debería evitarlas.
Rusia
se interroga en este momento sobre la posible voluntad de las potencias
occidentales de bloquear las Naciones Unidas. En ese caso, podría crear una
institución alternativa pero ya no habría un foro donde los dos bloques
pudieran sentarse a conversar.
Una sociedad sin Derecho
se convierte en un caos donde el hombre vuelve a ser el lobo del hombre.
Exactamente de la misma manera, el mundo se convertirá en un campo de batalla
si abandona el Derecho Internacional.
[1]
«Serguei Lavrov en la 7ª Conferencia de Moscú sobre la seguridad
internacional», por Serguei Lavrov, Red Voltaire, 5 de abril de 2018.
[2] «El proyecto militar de Estados Unidos
para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), Red Voltaire, 22 de
agosto de 2017.
[3] «Alemania y la ONU contra Siria», por
Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire; «ONU: Prórroga para el
estadounidense Feltman como director de Asuntos Políticos», Red Voltaire, 28 de
enero de 2016 y 16 de febrero de 2017.