jueves, 28 de abril de 2011

Apuntes para la militancia nacional y popular – N° 1 –

Gonzalo Pedano

Córdoba, 27/04/11


Introducción


El análisis de los acontecimientos sociales y políticos que suceden en la actualidad, se constituye en una herramienta clave en ese “taller de forja” que es la militancia. La consideración de los fenómenos en términos de perspectivas históricas permite ubicarlos en una línea de tiempo que hace referencia a procesos sociales, políticos, económicos y culturales en el marco de los cuales, los militantes estamos inmersos. En este sentido, estos “Apuntes para la militancia Nacional y Popular”, pretenden ser una herramienta de trabajo más en el avance de nuestras propias conciencias hacia la comprensión de la realidad que estamos transformando. El proceso nacional y popular está en marcha, ser plenamente conscientes de sus aciertos y sus errores es una tarea central si lo que se pretende es continuar con el mismo y profundizarlo aún más.
El título de estas consideraciones no es casual. Pretende retomar aquél trabajo iniciado por John William Cooke para difundir la lucha de los compañeros, elaborar críticamente datos de la realidad actual, presentar conclusiones que aclaren su sentido y generalizar las enseñanzas conquistadas por la acción colectiva para perfeccionar las formas organizativas y de combate. Con una fuerte apuesta a ese enriquecimiento recíproco, orientamos el sentido de estas páginas. “Para saber cuáles son nuestras fallas y llegar a sus causas hay que tener una visión global de la Argentina, de las fuerzas que chocan en su seno, de las características que revisten esos conflictos”. Y dentro de ese contexto general examinar el significado del kirchnerismo, las fuerzas que lo componen, aquellas tendencias con las que resulta irreductiblemente antagónico, para avanzar así en la elaboración de una especie de tratado de anatomía política del proyecto nacional.
En los capítulos especiales de ese tratado, no se dejará de analizar la situación de la provincia de Córdoba y de la localidad de Bell Ville, lugar específico donde militamos. Sólo una articulación entre lo táctico y lo estratégico, va a permitir elaborar un diagnóstico acertado del estado del paciente. Sucede que las estructuras dirigentes del Partido Justicialista provincial se movilizaron en contra del proyecto nacional, realizando una alianza con el adversario histórico del peronismo y de todo proyecto nacional y popular: la oligarquía agro - exportadora representada en la Mesa de Enlace Rural. En este sentido, la realidad política de Córdoba requiere de un análisis detenido de las fuerzas políticas existentes en su territorio que han oficiado de obstáculo para el desarrollo de una Córdoba en el Proyecto Nacional y Popular. Por supuesto, no han sido sólo las alianzas de los opositores, sino también las propias limitaciones del kirchnerismo cordobés las que han impedido convertir a nuestra provincia en un pilar del proyecto nacional.
La muerte del ex – presidente Nestor Kirchner, conductor estratégico del proyecto nacional y popular, plantea nuevos escenarios y desafíos que pretenden ser abordados aquí para mantener viva su memoria de lucha, compromiso y confrontación con los sectores concentrados por más poder que detenten. El kirchnerismo tiene que ser tratado como un objeto de estudio, seguirlo de cerca, marcar sus pasos y giros, detallar sus errores y desaciertos, destacar sus características más específicas pero también aquellas que lo unen con otras fuerzas de América Latina. He aquí el desafío, la apuesta, una aventura.



El kirchnerismo es el hecho maldito del país neoliberal


Consideramos acertada la afirmación realizada por Norberto Galasso: “Un balance riguroso de lo acontecido desde el 2003 a la actualidad nos permite señalar que las presidencias de los Kirchner han sido lo mejor que gobernó al país desde el punto de vista de los sectores populares, desde la muerte de Perón. Podríamos calificarlo como ‘la primavera kirchnerista’ que interrumpió los sucesivos inviernos de frustraciones y claudicaciones que cubren ese lapso de tres décadas”. Desde el golpe militar del año 1955, realizado contra el gobierno popular de Juan Domingo Perón, una serie de políticas neoliberales fueron aplicadas en nuestro país por diferentes gobiernos militares y “democráticos”, gorilas o cripto – gorilas como decía Cooke.
Esas políticas neoliberales implicaron el crecimiento de la deuda externa del país, desocupación, disminución del salario, proscripción del peronismo, desindustrialización, explotación de los recursos naturales por parte de monopolios extranjeros, desaparición y exterminio físico de militantes políticos, apropiación de menores, concentración de la riqueza, aumento de la pobreza y la indigencia, reducción del presupuesto en salud y educación, relaciones ‘carnales’ con EUA y países Europeos, distribución regresiva del ingreso, especulación financiera con dependencia de la banca mundial. Después de la última dictadura militar en nuestro país, el neoliberalismo selló profundamente la alianza entre el peronismo menemista y el establishment agrícola – ganadero, el establishment empresarial y financiero y las grandes corporaciones trasnacionales. Un largo proceso de esta envergadura que data desde 1955 no puede ser revertido de un día para el otro. La correlación de fuerzas lo impide. Los sectores concentrados que en nuestro país llevaron adelante estas políticas neoliberales todavía poseen una vasta influencia política y económica.
A pesar de esa influencia y poder, el kirchnerismo es el hecho maldito del país neoliberal. Un fenómeno político que ha edificado un conjunto de líneas estratégicas claves que marcan el comienzo de un proyecto nacional y popular: la política integral de Derechos Humanos, el proceso de integración de América Latina, la depuración de la Corte Suprema de Justicia y del poder judicial, nacionalización de los aportes jubilatorios, desarrollo de un modelo económico productivo – industrializador, democratización de los medios de comunicación, recuperación del rol del Estado (Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas, Fábrica Militar de Aviones), política de redistribución del ingreso (Asignación Universal y Resolución 125), aumento del presupuesto educativo, políticas multiculturales (Ley de Matrimonio Igualitario), participación de la Juventud como actor político, abandono de la represión policial para la resolución de conflictos.
Como sostuvo Lenin: “No hay milagros en la naturaleza o en la historia, pero cada abrupto giro en la historia, y esto se aplica a toda revolución, presenta tal riqueza de contenidos, despliega tan inesperadas y específicas combinaciones de luchas y alineamientos de fuerzas opuestas, que para la mente profana hay mucho que debe aparecer como milagroso […]”. En este sentido, sería imposible comprender cabalmente la importancia del giro político operado por el kirchnerismo sin tener presentes las fuerzas que logró alinear y aquellas otras con las que resulta indefectiblemente antagónico. Es así que una de las características distintivas de la fuerza política en consideración es la de haberse convertido en una instancia material concreta –con aciertos y desaciertos- de resistencia y contraofensiva para las fuerzas neoliberales que dominaron el país desde 1955. El status político del kirchnerismo es el de representar una nueva posibilidad histórica en nuestro país, como alternativa real al modelo neoliberal imperante. Vemos ahí, pues, al hecho maldito de los sectores neoliberales imperantes desde 1955.


El kirchnerismo como pasión juvenil


Con el kirchnerismo los jóvenes empiezan a creer que la política puede ser una herramienta de transformación social y no el vehículo de intereses corporativos y antinacionales. En otros términos, el kirchnerismo ha permitido que los jóvenes revaloricen la política, como espacio con potenciales de cambio social y no sólo como lugar de corrupción y envilecimiento. El neoliberalismo tuvo como uno de sus ejes claves no estimular la participación juvenil y el de convertir a la política y lo vinculado con ella en un ámbito de “corrupción” y “enriquecimiento ilícito”. Como jóvenes es imprescindible nuestro aporte para profundizar e incrementar esta vertiente abierta en pleno desarrollo. Como sostuvo Clausewitz: “las generaciones no existen para observar el mundo; al luchar constantemente por lograr objetivos racionales constituyen el mundo […]. El tiempo os pertenece; lo que llegue a ser, llegará a serlo a través de vosotros”. Las organizaciones del campo popular requieren de la juventud como agente estratégico para la continuación de sus históricas luchas y la serie de conquistas en proceso de consolidación brindan más ganas, sin duda, de tirarnos al agua y nadar a favor de esta correntada.
En Agosto del 2010, se realizó en la localidad de Embalse de Río III el 2° Encuentro Nacional “Argentina Soberana y Popular” organizado por la Dirección Nacional de la Juventud del Ministerio de Desarrollo de la Nación, encabezado por la ministra Alicia Kirchner. Cerca de 3000 jóvenes militantes de diferentes organizaciones políticas, sociales y sindicales de todo el país, se dieron cita para la elaboración de una agenda política generacional en el marco de la tarea estratégica de profundizar el actual modelo nacional y popular. El debate y las exposiciones de ministros, senadores, funcionarios e intelectuales giraron en torno a distintos ejes temáticos: salud como derecho, trabajo y pleno empleo, educación inclusiva, justicia democrática, integración latinoamericana, comunicación y nueva ley de medios, independencia económica, fueron algunos de los temas tratados y discutidos en comisiones.
Este segundo Encuentro superó ampliamente en número al primer Encuentro realizado en mayo de este mismo año, en la localidad de Chapadmalal, provincia de Buenos Aires. Jóvenes de Bell Ville participamos en ambos encuentros con la pretensión de aportar a la construcción de herramientas de transformación social y económica. Es el Estado el que ahora brinda a la juventud en cuanto tal un espacio para discutir su propia agenda estratégica, definir sus problemáticas centrales y detallar las propuestas concretas para su solución. Es por ello que se creó el Consejo Federal de la Juventud, organismo cuyo fin es el de colaborar con el diseño y coordinación de políticas públicas de la juventud y promover espacios participativos de jóvenes en todo el país. Este Encuentro es uno más de esos espacios generados.
Esta participación juvenil tiene como desafío principal el de la disputa por la conducción política de los partidos y organizaciones con sentido nacional y popular. Si los jóvenes, como actores sociales con potenciales transformadores, no se organizan, si no elaboran una estrategia de construcción de poder y aplican las herramientas territoriales necesarias para materializar esa organización y su estrategia, entonces los puestos claves van a seguir quedando en manos de conducciones burocráticas y anquilosadas. En este sentido se expresaba Néstor cuando manifestaba: “a los jóvenes les digo, sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser el punto de inflexión del nuevo tiempo”. Para llegar a ello, hay que saber crear las herramientas de trabajo necesarias.
En el proceso de creación de estas herramientas de trabajo territorial, los jóvenes nos vemos enfrentados a un doble desafío teórico – práctico. Teórico porque nuestra realidad nacional demanda nuevos esquemas y conceptos para ser pensada y práctico porque esa demanda se vincula con la solución efectiva de problemáticas sociales, culturales y económicas concretas. Como sostuvo Jauretche: “en largos años de lucha al servicio de la idea de emancipación nacional, me fue dado conocer la mentalidad de los hombres que se designan como ‘intelectuales’, y su absoluto divorcio con la realidad del país, así como los obstáculos que ellos crean a la inteligencia argentina cuando busca su camino”. Estos ‘intelectuales’ aislados de la realidad nacional proyectan uniformemente sus generalizaciones con esquemas extraños pretendiendo adecuar los hechos nacionales a los cuadros sinópticos confeccionados sobre hechos foráneos, difundiendo los slogans de la propaganda internacional. No será posible responder a necesidades propias a partir de esquemas extraños. En nuestra cotidiana militancia tenemos que dar respuesta a este doble desafío. Esa pasión juvenil despertada por el proyecto nacional y popular requiere ser complementada con una reflexión sustantiva sobre nuestros desafíos y las herramientas para hacerlos realidades efectivas.
El kirchnerismo es la sustancia material con la que hoy se desarrolla el proyecto nacional y popular
Urge la necesidad de someter al hecho maldito a una reflexión severa y constante, para seguirlo de cerca y precisar sus errores y limitaciones. El kirchnerismo se está convirtiendo en un gran relato, esto es, un proyecto que trae algo nuevo en qué creer, una historia que entrega a los hechos históricos un sentido que carecen por sí mismos. Este relato épico tiene en su haber batallas ganadas y perdidas, victorias y derrotas, todas ellas son parte de esa narración. Es clave para el desarrollo del proyecto nacional y popular retomar y fijar su línea histórica en continuidad con diferentes fuerzas populares que existieron en nuestro país y en América Latina. El Kirchnerismo se ha convertido en la sustancia material por medio de la cual se desarrolla hoy en nuestro país un proyecto nacional y popular de antigua data. Es un episodio más en el desarrollo de un proceso que, en términos de Abelardo Ramos, se caracteriza por la oposición fundamental entre la revolución y la contrarrevolución en América Latina. Como sostenía el mencionado autor: “Las corrientes políticas de hoy no son sino prolongaciones renovadas de grandes fuerzas que arrancan desde nuestros orígenes”.
El conocimiento transformador es aquél que resulta de la experiencia directa de esta lucha por el crecimiento del proyecto nacional, que se enriquece a su vez con un pensamiento crítico que reflexiona desde y para esa lucha. Esta narración épica, este nuevo gran relato tiene la tarea de conectar y mostrar los vínculos de las luchas parciales con una estrategia global de poder, evitando que dicho conocimiento termine siendo el patrimonio de una minoría de elegidos sino que se convierta en una herramienta más de las organizaciones del campo popular. Como sostuvo Jauretche: “A la estructura material de un país dependiente corresponde una superestructura cultural destinada a impedir el conocimiento de esa dependencia, para que el pensamiento de los nativos ignore la naturaleza de su drama y no pueda arbitrar sus propias soluciones, imposibles mientras no conozca los elementos sobre los que debe operar, y los procedimientos que corresponden, conforme a sus propias circunstancias de tiempo y lugar”. Los sectores intelectuales con sentido nacional que se suman al proyecto tendrán aquí sus tareas más importantes para cumplir. El kirchnerismo nos impele a pensar la realidad argentina de manera acabada y profunda y a difundir y socializar esos análisis.
Poseedora de instrumentos de intimidación masiva y de los grandes medios de comunicación, la oligarquía argentina tiende una cortina de humo ante los ojos de los argentinos hablando de los “ataques a la libertad de prensa”. Contra esa cortina de humo, el kirchnerismo representa la posibilidad de un nuevo pensamiento revolucionario nutrido en la realidad argentina y latinoamericana. Insistimos en que ese pensamiento revolucionario es una posibilidad, no es todavía un hecho. La tarea de la juventud argentina con sentido nacional y popular, independiente del partido o agrupación en la que se participe, es la de colaborar como el actor más dinámico y transformador a crear ese hecho. El kirchnerismo no tiene otros valores que los que va creando con su acción y debe irse superando para estar a la altura de la misión histórica que recae sobre él y sobre los actores que lo integran. Superar sus limitaciones como fuerza política es, creemos, una de las tareas más importantes, como garantía de continuidad de desarrollo en nuestro país de un modelo alternativo al modelo neoliberal hegemónico desde 1955.

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