martes, 31 de julio de 2012

Hacia los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba: el caso de la Ciudad Universitaria Estudiantil Presidente Perón

por Gonzalo Pedano

La histórica fecha que se avecina para la comunidad universitaria cordobesa constituye un acontecimiento central para ahondar en una memoria de nuestra Universidad construida desde la óptica del Pensamiento Nacional. Esto es, para avanzar en un proceso activo de elaboración de sentidos y representaciones sobre el pasado de la Universidad en su relación con las luchas populares de nuestro país y de América Latina. Memorizar en este sentido implica situar a la Universidad de Córdoba en el marco de esa dicotomía estructural y estructurante de imperialismo – nación, analizando a partir de determinados hechos –siempre construidos- la forma en que nuestra Universidad estuvo atravesada –como tantas otras instituciones- por los procesos de liberación y dependencia que afectan a nuestro país y a América Latina. Y en este marco, determinar también cuáles son las tradiciones intelectuales que en esta Casa de estudios expresaron los intereses populares y cuáles, en el caso contrario, se encargaron de silenciarlos, omitirlos o, simplemente, ocultarlos. Y en este último punto, en el de aquellos hechos silenciados, omitidos y obviados, pretendemos detenernos.

Acudimos, para ayudarnos un poco, a Hernández Arregui: “Los postulados de la Reforma del 18, extensión universitaria, agremiación estudiantil, becas, residencias estudiantiles, cooperativas, comedores y asistencia médica gratuita, universidad abierta al pueblo, equivalencia de títulos para los estudiantes latinoamericanos, etc., fueron conquistas de la época de Perón. Estas conquistas fueron efectivamente logradas durante el gobierno de Perón. Una espesa red de mentiras sistematizadas ha ocultado este hecho. La Universidad de la época de Perón no fue perfecta. Tuvo grandes fallas. Pero fue nacional”. La afirmación de Arregui no es ociosa y nuestra cita, tampoco casual. El 21 de julio de 1952, el gobierno de la Provincia de Córdoba donó a la fundación Eva Perón, 70 hectáreas donde debía comenzar a edificarse la “Ciudad Universitaria Estudiantil”, lo que fue efectivamente realizado. La Ciudad Universitaria, hoy epicentro histórico-social-cultural-científico y político de nuestra Universidad, es una creación del peronismo. Su proyecto original fue elaborado en 1948 y llevaba por título: “Ciudad Universitaria Estudiantil Presidente Perón”. Cierta tradición de fuerte anclaje en nuestros claustros mediterráneos se ha empecinado en obviar el hecho antes mencionado.
“Producida la Revolución Libertadora en 1955, y bajo los lineamientos del gobierno de facto, se desarticula el proyecto de la “Ciudad Universitaria Estudiantil”, ideado por los peronistas. El rector interventor Jorge Nuñez, en una carta dirigida al ‘presidente provisional de la Nación’ Pedro Aramburu, solicita la transferencia a la UNC de los terrenos y obras ya construidas. Finalmente, el 3 de septiembre de 1957, la Universidad recibe los ocho pabellones edificados: Perú, Chile España, México, Francia, Profesores, Administración y Esparcimiento. En el acto de entrega de estos edificios, el rector Nuñez dijo: ‘Debemos acercarnos al concepto de las universidades norteamericanas y europeas. Así podrá llegarse a obtener una educación integral que permita el desarrollo de las aptitudes intelectuales, morales y psicológicas del individuo, lo que sólo puede lograrse íntegramente –según la palabra autorizada de Houssay- en las ciudades universitarias, ampliamente experimentadas en las ciudades más avanzadas’ ”. Las palabras del Rector señalan el paso de una Ciudad Universitaria ideada con sentido nacional, a un modelo universitario que pretende amoldarse a los de Europa o Norteamérica. A esto precisamente hacía referencia Arturo Jauretche, cuando hablaba del aparato de colonización pedagógica, la colonización de la subjetividad que le es distintiva y la denigración de lo propio entendido como más “retrasado” en comparación con las ciudades más “avanzadas”. Sin embargo, esto no es todo, el Rector Interventor designado por la “Libertadora”, continúa su prédica antiperonista: “Esto que con tanto entusiasmo recibimos, no es en realidad todavía una Ciudad Universitaria. Con fines que advertían un plan de propaganda interna y externa, se dirigió la obra de quien ejercía el poder, a proveer de comodidades materiales a los que quisieran rendir conciencias a sus designios”. Los ardides del “tirano prófugo” no tenían límites, había mandado construir ocho pabellones totalmente nuevos, basamentos fundamentales de una Ciudad Universitaria, sólo para pervertir conciencias juveniles. Con el mismo razonamiento, habría creado la Universidad Obrera –hoy Universidad Tecnológica Nacional- sólo para domesticar la conciencia proletaria. Es claro, para nosotros, que a través de ese Rector hablaba la línea Mayo – Caseros que retornaba a la conducción de la Universidad para detener el aluvión zoológico, que no sólo había creado Ciudades Universitarias, sino que había declarado la gratuidad de la Enseñanza Universitaria un 22 de noviembre de 1949 y había puesto en funcionamiento Universidades en cuya dirección participaban los trabajadores.
Volvemos al presente, ya por cumplir los 400 años. Nos adentramos en la página institucional de la UNC, y encontramos que la misma sostiene lo siguiente en relación a lo sucedido para con la Universidad en los dos primeros gobiernos peronistas: “1946 - 1952 - En mayo de 1946 son intervenidas todas las universidades nacionales, y quedan cesantes más de dos mil profesores. Se sanciona la ley reaccionaria 13.031, que limita la participación estudiantil; se llevan a cabo políticas tendientes al crecimiento de la matrícula y la eliminación de aranceles a universitarios oficialistas, y la persecución ideológica a los estudiantes opositores. En 1951 la FUA declara la huelga general, a raíz de las torturas padecidas por el estudiante Bravo de Química. Durante 1952, la policía clausura los Centros de Estudiantes. El rector es designado por el Poder Ejecutivo Nacional”. La potencia del resumen se destaca por la falsedad de algunos de sus datos y la omisión de otros. Sobre la creación de la actual Ciudad Universitaria nada se menciona. Seguramente habrán tomado el párrafo de algún manual liberal de esos que abundan, porque de alguna de las obras de Hernández Arregui seguro que no. Vuelvo a retomar aquí la iniciativa de avanzar en una memoria de nuestra Universidad que no repose en la descalificación agraviante y en la omisión deliberada, sino que estructure su mirada hacia el pasado institucional a partir de los modelos de universidad triunfantes o hegemónicos según la correlación de fuerzas que se dio en diferentes momentos históricos, entre las fuerzas del imperio y las fuerzas de la nación.



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