Por GABRIEL
FERNÁNDEZ *
Febrero 2016
Más que las
declaraciones de Guillermo Moreno en Terapia de Grupo sobre incluir en el
proceso de unidad al Frente Renovador, en el agudo debate generado influyen las
encuestas y las percepciones sobre el estado de la opinión pública en el país.
Sucede que las variadas consultoras dan cuenta de un malestar creciente debido
a las bondades de la acción económica oficial, y que esa disconformidad vuelve
a orientarse, como no hace tanto, en un 35 por ciento creciente sobre el Frente
para la Victoria – PJ con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, y un
20 aproximadamente sobre la fuerza construida por Sergio Massa.
Las objeciones
a un acercamiento son evidentes, pues en el primer tramo del año anterior los
legisladores del Frente Renovador se inclinaron por facilitar el camino
depredador macrista, aún en asuntos tan delicados como el respaldo a la
propuesta de los Fondos Buitre. Las consideraciones opuestas de Moreno resultan
entendibles: entre los peronistas nos potenciamos, infiere, y la coalición de
todas las corrientes atraerá aún más sectores hasta configurar un 70 por ciento
opositor que arrase con los dirigentes oligárquicos que hoy controlan el Estado
nacional. El choque de razonamientos es lógico y todos los protagonistas
esgrimen motivos de trascendencia.
La discusión va
in crescendo, porque la imagen del macrismo va cayendo. Además, porque resulta
ostensible que el mundo se afirma en el despliegue multilateral y que quienes
comandan esa locomotora están resueltos a seguir acrecentando su producción a
través del rol rector del Estado, en contra de injerencias financieras que han
mostrado el triste resultado de sus acciones. La cuestión es cómo encarar el
reagrupamiento y cómo atraer segmentos que admitan, más allá de la alta base
inicial señalada, la conducción de CFK. Piso elevado, techo firme, configuran
los bordes. Si se conversa en confianza con los realizadores de la política
peronista, las razones de fondo van surgiendo, por fuera de las aseveraciones
públicas más o menos generales.
Por caso, la
mayor parte de los espacios dispuestos a la unidad que sin embargo rechazan el
liderazgo de Cristina, no se sienten influenciados por las campañas mediáticas
y judiciales en su contra. ¿Dónde está la clave? Básicamente desconfían de una
nueva hegemonía interna que desplace sus posibilidades de integración en
espacios con toma de decisiones. La fuerte presencia de la agrupación juvenil
que insertó su gente en ministerios, listas, agrupamientos y todo aquello
ligado de un modo u otro al movimiento nacional, dejó una huella de
desconfianza que sus referencias deberán limar para traccionar hacia una unidad
con un programa que parta de los mejores aspectos de la gestión gubernamental
previa.
El resquemor no
sólo se encuentra en sectores internos del FR. También hay mucho de eso en el
Partido Justicialista y en distintos flancos del movimiento, no siempre
orgánicos pero con intensa presencia movilizadora. Hay una imagen difícil de
disolver en la mente de dirigentes peronistas alejados de la formación juvenil
citada: la de una CFK “expulsiva”. Después de varias charlas, creemos que si se
resuelve ese perfil, el camino de la unidad se transitará con cierta fluidez,
enmarcado por la debacle formidable en la que el liberalismo ha vuelto a sumir
la Nación. Ahora bien, esto debería combinarse con la admisión, por parte de
esos mismos dirigentes, de la primacía electoral de Cristina, que
indudablemente representa una década de crecimiento económico social marcada a
fuego en la cabeza de las clases populares.
Es curioso
hallar, en ciertos referentes, un tono infantil en cuanto al rechazo in
aeternum de la única candidata que puede ayudarlos a retornar al gobierno. Se
lo hemos indicado cara a cara, pues aunque este texto congrega datos que no
suelen salir a luz, no hay ocultamientos y aquí damos cuenta de informaciones
que pueden manifestarse, en beneficio del pueblo, al aire. En política, quien
no comprende que las reyertas de ayer pueden revertirse en acuerdos presentes
–dentro del movimiento nacional- carece de flexibilidad horizontal y queda
cegado por antiguos contrastes. Lo cierto es que CFK es la bandera más intensa
y popular vigente. ¿Cómo –y además porqué- construir sin ella?
A partir de
allí, en sectores más adentrados en la acción del FPV, el interrogante cobra
otro sesgo y se hilvana con los primeros párrafos: si el malestar crece ¿para
qué buscar la unidad con quienes se han mostrado colaboradores con el macrismo?
En los más perspicaces la pregunta se desdobla: ¿cómo cautivar ese 20 por
ciento “cuatrereado” por el Frente Renovador en las elecciones anteriores?
Porque sea como fuere, sin ese lugar electoral que se desarrolló al costado del
kirchnerismo, las cifras que generarían una gran derrota a la opresión gorila,
serían bien difíciles de conseguir. Por lo pronto, las observaciones desde la
región kirchneriana pueden sintetizarse en “estamos mucho más abiertos, hasta
hemos mejorado la relación con el sindicalismo”.
Finalmente, un
comentario. En el subtexto de todas las conversaciones, hallamos esa idea
lanzada por Moreno crudamente: el macrismo ya fue. Pero no a tontas y a locas
–el mismo ex funcionario la fundamentó con nitidez-, sino con un sentido
político concreto: este oficialismo, con éstas políticas, no puede crecer. Sólo
puede seguir achicando su influencia electoral. Todos descreen de las
acusaciones de “corrupción k” que salen por aquí y por allá en los medios; casi
nadie asigna relevancia a esas campañas más allá de la aceptación del impacto
causado. Es a partir de allí que estas discusiones tienen sentido: en la
interioridad, se está pensando en crecer y ganar… para volver. Es posible que
se vaya gestando un proceso de maduración en la dirigencia del movimiento
nacional, donde el equilibrio –que implica no dejar pasar defecciones graves-
se combine con la imprescindible potencia del gran número.
Estamos
narrando una realidad, como lo hacemos habitualmente. Enojarse con la misma en
vez de evaluar sus aristas para reflexionar y actuar, puede considerarse una
torpeza. Sobre todo ahora que una faja mayoritaria del pueblo argentino parece
ir recuperando una lucidez a veces esquiva.
*Director La
Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica