Alberto Buela (*)
Juzgado desde el punto de vista del
pensamiento, Philippe Muray (1945-2006) fue un escritor y ensayista francés
que, más allá de novelas, obras de teatro y otras yerbas, escribió dos libros
liminares que valen la pena de ser leídos: el Imperio del Bien (1991) [1]y Festivus, Festivus (2005). Este último es una serie conversaciones
de junio de 2001 a diciembre de 2004.
En el Imperio
del Bien realiza como lo hicieran antes que él, Kart Lowith[2], Eric Voegelin[3] o nuestro Julio Meinvielle[4], la genealogía de la
modernidad mostrando como el ocultismo, o mejor la gnosis, es la base
irracional de Las Luces y la Ilustración.
Festivus,
Festivus, se puede resumir así: “La ridiculización del mundo tal como va es una disciplina que está aun
en pañales. Reírse de este universo lamentable, en el cual el caos se equilibra
con el canibalismo y la criminalización, entre fiesta continua y la
persecución, es la única manera hoy de ser rigurosamente realista”.
En Exorcismos
espirituales se pregunta: “Quién es
el enemigo: el mundo contemporáneo y su homegeneización totalitaria. Ningún
entendimiento con él es posible”. Encontramos allí la crítica más profunda
a la teoría del multiculturalismo. La matriz ideológica de lo contemporáneo en
sí mismo es la indiferencia ontológica que se manifiesta en la abolición del
conflicto entre el Mal y el Bien, entre identidad y diferencia, que termina con
la absolutización de “lo Mismo”, exterminando a lo Otro. La ideología de “lo
Mismo” termina anulando las diferencias esenciales entre hombre-animal,
naturaleza –cultura, saber-ignorancia, masculino-femenino, orden natural-orden
simbólico, sagrado-profano, niño-adulto, fuerza-violencia, ser-ente,
nación-conglomerado, pueblo-gente.
El homo festivus termina festejando la fiesta
en una frivolidad aterradora, borrando su fundamento teológico que es el culto,
como lo mostraron Joseph Pieper y Otto Bollnow, entre otros.
En el fondo de este razonamiento se halla “un
catolicismo de combate” como muy bien señala Paulin Césari, quien estudió su
pensamiento en profundidad.[5]
Como afirmó el filósofo Jean Baudrillard en
sus exequias: “Con Philippe Muray
desparece uno de los raros, de los muy raros conjurados de esta resistencia
subterránea y ofensiva al “Imperio del Bien”, a esa pacificación grotesca del
mundo real, a todo aquello que procede de la hegemonía mundial”.
[1] En
castellano tiene dos obras editadas por la editorial española El imperio del bien en 2013 y Querido Yihadistas en 2010. Además están
los trabajos del joven Rodrigo Agulló o Adriano Erriguel o como quiera que se
llame, pues no se sabe si es mejicano o gallego ni su verdadero nombre, pero
que valen la pena leerlos.
[2]
Löwith, Kart: El hombre en el centro de
la historia, Ed. Herder, Madrid, 2009
[3]
Voegelin, Eric: El asesinato de Dios y
otros escritos políticos, Ed. Hydra, Bs.As. 2009
[4]
Meinvielle, Julio: De la Cábala al
progresismo, Ed. Epheta, Bs.As. 1994
[5] Césari, Paulin: Philippe Muray, penseur catolíque, Le Figaró Magazine, 16/1/2915